Por: Emmanuel Salazar

La conmemoración del Día de la Libertad de Expresión bajo la emergencia sanitaria, dejó a un lado prácticamente un sinfín de actividades que tradicionalmente se han desarrollado para intentar mantener la sana distancia y evitar los contagios del COVID-19.

El 7 de junio no necesariamente debería de ser una fecha que nos llevara a reflexionar sobre la libertad de expresión pues su origen está vinculado a la tradicional celebración impulsada por dueños de medios de comunicación para congraciarse con el Gobierno en turno. En lo particular, el Día Mundial de la Libertad de Expresión pudiera ser una fecha idónea para reflexionar sobre este derecho intrínseco en una democracia robusta y plena a la que aún aspiramos en nuestro México.

El concepto de Libertad de Expresión hoy es sujeta a una denostación y devaluación por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien fiel al liderazgo populista que ejerce, tal y como ocurre con otros presidentes del corte, socavan y descalifican la labor de los medios de comunicación.

La circunstancia ha provocado una resonancia en la base de los simpatizantes del presidente y es cada vez más difícil no ser objeto de una descalificación cuando se presenta uno como periodista, pues los abusos en los que incurrieron algunos son endosados a la totalidad de quienes ejercemos la noble profesión.

Bajo el Gobierno del presidente López Obrador se ha mantenido las agresiones fatales en contra de los reporteros y pareciera por momentos que la impunidad continuará vigente, lo que alentará a las agresiones azuzadas por ese discurso de blanco y negro que diariamente lanza el presidente en sus conferencias matutinas.

Sin desconocer la existencia de comunicadores que en el pasado se confabularon con el poder y traicionaron su labor de informar, lo cual incluso se trasladó a cada entidad federativa, tampoco se puede desconocer la lucha que ha dado un sector de periodistas que no han sido comprados, que han mantenido su ejercicio lo más recto posible.

Aunque pase desapercibido la gran mayoría de los reporteros son honestos, difícilmente aceptan o piden alguna dádiva para manejar mejor la información, sin embargo, su labor se ensombrece ante algunos que se prestan a todo tipo de tratos corruptos.

Por sus frutos los conocerás, dicta algún párrafo de la biblia, y creo que aquí es donde podemos dilucidar con facilidad a unos y otros para así evitar descalificar a todos por igual.

Twitter: @jemmanuelsr