Por: Gilberto Jiménez Carrillo

El 1 de julio del 2018, el licenciado Andrés Manuel López Obrador triunfó en las elecciones presidenciales. A partir de la noche de ese día, México dejó de ser el país de antes y bajo la conducción del Presidente electo se atrevió a cambiar. Los primeros dos años del Gobierno federal han sido prodigiosos; en materia económica se ha logrado la reorganización del gasto público para hacerlo más eficiente. Como nunca se había hecho en el pasado, el presidente ha buscado acercar el Estado a la ciudadanía a través de los innovadores y efectivos programas sociales y diferentes servicios públicos. Se han creado nuevas áreas de oportunidades y como nunca se han distribuido recursos a la población en general gracias a que se ha gobernado poniendo como prioridad el bienestar de todos los mexicanos por encima de los intereses particulares de unos cuantos. Se trabaja para que la población tenga un mejor nivel de vida.

En materia internacional, el Presidente ha logrado que nuestro país sea visto como una nación de brillante porvenir. El Gobierno ha sido profundo en las reformas, el licenciado López Obrador encabeza un Gobierno valiente y decidido, pues ha lidiado con los problemas de un modo determinante y no de manera superficial. Con aceptación se ha convocado a una serie de grandes acuerdos nacionales en áreas sensibles. Se resuelven asuntos dialogando con buena disposición y sin ningún otro criterio que no sea exigir buena fe. La inmensa mayoría de la población considera que el Gobierno va muy bien, le tiene confianza a su Presidente, prueba de ello es que la simpatía de AMLO se ha incrementado.

Aristóteles decía que un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes. El pueblo que difícilmente se equivoca, percibe en su Presidente justamente eso, un hombre bueno y bien intencionado que desea transformar el país. Dos años de Gobierno son mucho o poco según lo que se trate de analizar, pero en la mejor tradición sexenal mexicana el segundo año es todavía un período de ilusiones y expectativas de frente al futuro. Estoy a favor de un Gobierno que sea vigorosamente sobrio y sencillo decía Thomas Jefferson, lo que quiere decir que si el estadista norteamericano viviera, seguramente aprobaría el gobierno de López Obrador.

El 1 de julio de hace dos años, se logró lo impensable, fue un triunfo para la democracia, no podía ser de otra manera, pues parafraseando a Lope de Vega intentar forjar una empresa de tanta gloria como la que encabezó el licenciado López Obrador durante varios años de lucha tenaz, el solo intentarlo ya era una victoria. Lo mejor está por venir, el comienzo es alentador, esperemos que por el bien de todos que el clima de cordialidad, entendimiento y buenas maneras se mantenga, y así lo que ha sido un buen comienzo sea promovido hasta el final. Pronto estaremos en la senda del crecimiento, el Presidente merece toda nuestra confianza, en dos años ha demostrado su lucidez y coraje político. Dos años de Gobierno significan el buen comienzo de un buen futuro pues el proyecto del Andrés Manuel López Obrador continúa siendo la esperanza de millones de mexicanos.

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