A ellos les da igual
Por: Luis Alberto J. López Chávez
La semana pasada fue marcada por un acontecimiento inédito para la historia de nuestro vecino país, el presidente Joe Biden juro su cargo ante un escenario solo, estéril y hostil. Donald Trump dejaba la Casa Blanca en medio de protesta y muerte, un hecho inaudito para un país caracterizado por el respeto a sus instituciones, al menos en el papel.
Muchos festejaron la llegada de Biden y la salida de Trump, pero en realidad ¿Qué beneficios concretos tenemos los mexicanos con la llegada de una nueva figura presidencial para Estado Unidos? Desde mi punto de vista, ninguna.
Independientemente de sus aciertos o errores, de sus filias y sus fobias, de su carisma o su antagonismo, ningún presidente de EUA se ha preocupado por México, es una realidad que dependemos de manera significativa de su economía; sus crisis y sus circunstancias. Las decisiones que toman nos afectan de manera directa como país y se recrudecen en nuestra tierra.
Ningún Presidente de Estados Unidos ha sido pro México, ni pro-latino, Obama habla medianamente bien el español y tiene un carisma impresionante; impresionante fue también el número de mexicanos que deportó durante sus ocho años de mandato.
Con Biden la historia no va a ser distinta, nuestro devenir histórico nos ha colocado en una situación poco ventajosa, desde aquellos grandes despojos de territorio, hasta una deuda impagable, nos encontramos a merced de los Estados Unidos, y no solo hablamos económicamente. Culturalmente, sobre todo en el norte hemos llegado a grados burdos de pérdida de identidad, imitación y admiración a una manera de vida, que no precisamente es un ejemplo a seguir, en donde predomina lo material sobre lo que realmente tiene valor.
Esta situación se ha convertido en el eje de muchas discusiones, y tal vez no tenga una salida fácil, ni rápida, ni pronta, tal vez nos estamos acercando a una mezcla de culturas, a la desaparición de fronteras y a la comunicación inmediata de la que hablaba Mcluhan al referirse a la aldea global, tal vez solo sea una consecuencia natural de nuestro propio tiempo.
Lo que le queda al mexicano es seguir sintiéndose orgulloso de sus raíces e intentar mejorar en lo individual para contagiar en lo colectivo, en todos los aspectos posibles, así tal vez algún día seamos menos dependientes de nuestros vecinos de norte, porque la realidad es que a ellos les damos igual.
Twitter: @luislopezdgo