Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Desde que incursionó en política y en consecuencia como funcionario público, Marcelo Ebrard se ha convertido en uno de los políticos mejor evaluados desde hace mucho tiempo. Pareciera un rey Midas de la administración y de la política, pues las instituciones que han estado bajo su responsabilidad y los trabajos políticos que ha desempeñado, brillan cuando son tocados por su mano. No es una exageración, pues ejemplos de ello son del todo conocidos a pesar de los lobos que siempre están al acecho poniendo trampas, difamando y esperando comer carroña donde nunca la van a encontrar. La contienda política genera maniobras que por envidia tienen por propósito la eliminación del adversario, en las que el bien de la sociedad no es el objetivo primordial. Quienes no están habituados a mejorar sus propias cualidades acuden a la envidia.

El resentido obsesionado no repara en causar daño. Formamos parte de una sociedad que tiende a condenar el talento y el éxito ajenos y en política es más notorio. Bajo el embrujo de la envidia, la inmensa mayoría de los políticos mexicanos son incapaces de alegrarse de las alegrías ajenas y siempre encontraran motivos para criticar a alguien.

El periodista Fernando Coca presentó su libro “Línea Dorada, los lobos al acecho”, el cual muestra a través de testimonios y documentos que los supuestos errores técnicos en la línea 12 del Metro no fueron más que una cacería de brujas orquestada por el frustrado y malagradecido de Miguel Ángel Mancera en contra del Ebrard. En este sentido, el autor realizó durante años una investigación para esclarecer los motivos por lo que el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, cerró 12 de las 20 estaciones de dicha línea. Y es que actualmente la Línea dorada del Metro es la más moderna, eficiente y funcional de la capital que conecta a los habitantes de zonas alejadas con el centro de la Ciudad de México. De acuerdo con Coca, el cierre de la Línea y las posteriores indagatorias sobre su construcción, fueron injustificadas desde un punto de vista técnico y cuya motivación era más bien política. La administración de Mancera, con el respaldo del Gobierno de Enrique Peña Nieto, tenía como objetivo golpear al hoy secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y por tanto al movimiento de Andrés Manuel López Obrador.

Las indagatorias contra funcionarios de la administración Ebrard fueron desechadas. Nunca se pudo comprobar ningún ilícito o mal manejo en torno a la construcción de la obra. Había una vez una ciudad en donde se construyó un tren no contaminante para conectar su zona más pobre con la de mayor desarrollo económico. El cierre de la Línea Dorada, la línea 12 del Metro de la Ciudad de México, no fue un mal cuento, sino una tragedia no solo para sus usuarios, sino para la ciudad misma. A pesar de los aullidos de los lobos y de las incontables Catalinas Creel que continuaran surgiendo e insistiendo en desprestigiar a Ebrard Casaubond, la línea 12 del metro seguirá siendo la más moderna, eficiente y funcional de la ciudad de México y del país. Los lobos continuarán al acecho intentando descarrilar la carrera política del político mejor evaluado de México, pero no conseguirán su objetivo, pues Marcelo Ebrard es un tigre que no pierde el sueño por la opinión de las ovejas.

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