Por: Gilberto Jiménez Carrillo

En los últimos diez años, nuestro estado ha tenido decenas de políticos que van desde gobernadores hasta presidentes municipales, senadores, diputados federales, locales y regidores que han sido electos, designados y encargados, pero el común denominador de estos actores políticos, -desde luego con dos o tres excepciones-, es que se trata de los mismos, cuando no es el mismo rostro, representan al mismo grupo, lo que explica por qué el estado y sus 39 municipios marchan a medias, lo que invariablemente produce desconfianza en la ciudadanía.  Se vienen elecciones el año próximo y posteriormente en el 2022, y como es de esperarse ya se escuchan nombres de los posibles candidatos y resulta que son los mismos, como si no tuviéramos más opciones. Una vez más las diputaciones locales y federales y posteriormente la gubernatura y alcaldías pudieran quedar en manos de candidatos muy cuestionados que en su corta o mediana trayectoria política, nada o casi nada han aportado a la sociedad, repito, como si no tuviéramos opciones. Una década de caos administrativo, corrupción, desidia y falta de liderazgo político.

Parece una especie de maldición y lamentablemente la gente dice que no hay más. La desconfianza a las candidaturas de los mismos también se hace evidente en las calles. “Votar por uno u otro es lo mismo”. Lo que sucede es que los poquísimos políticos valiosos que tenemos se dedican a trabajar, a generar empleos, a la academia, a producir. Los duranguenses queremos a uno de esos o de esas para que nos represente y nos gobierne de forma diferente.

Afortunadamente todavía tenemos opciones, un ejemplo de ello es Alfredo Herrera Deras, un hombre exitoso en todo lo que emprende, en política, en el ramo empresarial y sobre todo en el difícil arte de hacer y conservar amigos. Cuando se visita la empresa que dirige el egresado del Tecnológico de Durango, del cual como estudiante fue presidente de la Sociedad de alumnos, no se puede creer que este tipo de compañías existan en Durango. Un negocio de aproximadamente 400 empleados que reciben buen sueldo, no tiran basura en su centro de trabajo, reciben buenos alimentos y cuentan con un salón de eventos para los festejos de sus familias. Todos trabajan en armonía porque su patrón, de nombre Alfredo Herrera, los motiva a ser los mejores.

Herrera Deras no es un improvisado en política, ya fue diputado local y federal y candidato a la presidencia municipal de la capital. Si tuviéramos la oportunidad de deshacernos de los mismos zánganos que han vivido sin trabajar los últimos diez años y pudiéramos elegir un personaje que garantice trabajo, honestidad y sobre todo se comprometiera a sacar de la apatía a los duranguenses, sin duda que Alfredo Herrera sería la opción. Pensemos en el cómo el futuro gobernador de Durango, sería un candidato fuerte, sólido, carismático, fiable y confiable, además tiene un pasado a prueba de todas las pruebas ya sean forjadas, inventadas o ciertas. Un candidato que aspira a ganar sus elecciones debe comenzar por aparecer como el mejor gobernante posible. Cambiemos, ya es tiempo, afortunadamente todavía tenemos opciones, el Ingeniero Alfredo Herrera Deras es un ejemplo.

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