Por: Eduardo Serrano

Los resultados de las elecciones en Coahuila e Hidalgo, tienen varias lecturas; de entrada, la percepción de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha sido el gran vencedor, es un plato que los priistas deben comerse con toda la calma, sin atragantarse, pues deben entender que hubo factores determinantes para que la votación se inclinara a su favor, uno de ellos es sin duda el desorden que priva en Morena, misma situación que les ocurrió en las elecciones de algunas entidades el año pasado y ahora, cual presagio de Alicia Villarreal, vuelven a tropezar de nuevo y con la misma piedra. Eso, más las ayuditas que vienen etiquetadas de Palacio Nacional con el ánimo divisor del primer Mandatario, produjeron el cóctel ideal para que los “viejos lobos de mar” desplegaran una estrategia que echó por tierra los pronósticos de las encuestas con una dosis que tal vez tenga efectos para el 2021, ya que, al menos en el priismo, el espíritu de identidad partidista que se ha recuperado con la victoria, será determinante para cerrar filas y evitar una que otra fuga.

También hay que decirlo, si el resultado hubiese colocado a Morena en primerísimo lugar, la Cuarta Transformación se estaría pavoneando por las calles, restregándole a la Mafia del Poder -y demás conservadores- que “ya se van”, contándole al mundo que “es un honor estar con Obrador”, y agradeciéndole todo lo que hace para acabar con la corrupción. Sin embargo, ha quedado en evidencia que el hartazgo social alcanzó a los “paladines transformadores”, cobrándoles en las urnas sus acciones en contra del “pueblo sabio”, pero también castigándoles los actos corruptos que difícilmente han podido justificar, lo cual se agudiza a medida que se hacen más notorios sus conflictos y divisiones. En ese sentido, la señal del “carro completo” del PRI no es cualquier cosa, puesto que, en efecto, hizo a un lado al blanquiazul y a los otros partidos, pero literalmente le pasó por encima a la 4T, lo que significa para Alejandro Moreno Cárdenas, un primer triunfo de gran importancia, y la confianza de que es posible unificar la animadversión acumulada alrededor de Morena, para configurarla en un “voto útil”.

El PRI supo enfocar sus baterías haciendo uso de elementos colmilludos como Ricardo López Pescador, a quien “Alito” le confió la elección en Pachuca, misión que resolvió favorablemente para el tricolor, así como lo hizo el líder cenecista Ismael Hernández Deras en todos los distritos rurales tanto de Coahuila como de Hidalgo. El priismo de ambas entidades, apoyado por la dirigencia nacional, logró instalar una barrera de contención, lo suficientemente fuerte para frustrar la operación del Gobierno Federal, y lo necesariamente compacta para evitar cualquier destello de articulación morenista. La enseñanza para el PRI en esta elección ha sido enriquecedora, pues tumbó de un resorterazo al “Goliath” que en 2018 los redujo a “David”, invirtiendo los papeles de la escena, tomándole la medida a Morena, quien también deberá asumir su propio aprendizaje, y quizás esa lección pueda ayudar a cambiar la forma en la que conciben su posición en el Ambiente Político, retomando el camino de la unidad para enfrentar las elecciones del año próximo.

Va a ser interesante la forma en que los partidos opositores a Morena analicen la victoria del tricolor. Quizás reconsideren la posibilidad de una alianza, en la modalidad que mejor les acomode. Ciertamente, el escenario en Durango es muy diferente al de Hidalgo y Coahuila, pero no está descabellado revisar con detenimiento el efecto de la estrategia del “voto útil” implementada para restarle fuerza a Morena, respecto al llamado al “voto masivo” que, incluso el mismo día de la jornada, realizaban prominentes militantes morenistas, lo cual les resultó catastrófico, dado que ni ellos, ni los propios priistas se imaginaron volver a escuchar el motor, recién afinado, de un carro completo con placas tricolores, al que a lo mejor le falta aire en sus llantas, trae roto el retrovisor, se le patina la marcha, trae fugas en el radiador y a veces pasa aceite, pero… sabe ganar elecciones.

Twitter: @LaloSerranoZ