Por: Eduardo Serrano

En el camino al 2022, hay quienes tienen fuertes aspiraciones, sin embargo, trabajan pacientemente con absoluta calma; aunque, no queda mucho tiempo, dado que la carrera por la sucesión está en marcha. Hay también quienes han levantado la mano, es más, ¡ni siquiera la han bajado!, y en ellos se centra el Ambiente Político de lo que será una guerra sin tregua, que primero deberá pasar la aduana interna de los partidos, y de inmediato, se pondrá sobre la mesa de negociaciones para determinar, cuál de esos perfiles es el más idóneo para el 2022. Ahí es donde tomarán fuerza, o se debilitarán, aquellos nombres que tienen puesta su mirada en la máxima magistratura estatal, y también, donde se verá de que están hechas las alianzas que dieron fruto en la elección del 2021.

Por el PAN, levanta la mano Jorge Salum del Palacio, a quien el gobernador José Aispuro Torres, en la entrega del nuevo parque vehicular a direcciones municipales, le reconoció públicamente el manejo honesto y transparente de su administración. La altura de miras de Salum, lo ha hecho blanco de ataques de sus adversarios políticos, pero debe reconocerse que en el triunfo electoral del 6 de junio, la calificación ciudadana a su gestión fue aprobatoria, siendo una de sus principales cartas credenciales que presentará para librar la batalla interna, donde podría estar el secretario General de Gobierno Héctor Flores Ávalos, quien ciertamente no ha levantado la mano, pero su incorporación al gabinete estatal en el último tercio, no es obra de la casualidad, dada su preparación y experiencia política en las “grandes ligas”.

Carlos Maturino no debe descartarse. Es un reconocido operador político, y aunque no tiene la mano alzada, su mano se ha visto en muchas decisiones importantes. Javier Castrellón tampoco la ha levantado, pero su triunfo en la elección del 01 federal, le da un pase de entrada automático; habrá que ver si es su propósito, o prefiere esperarse al siguiente periodo; recordemos que aún no se define si la próxima gubernatura será de dos o cinco años, por eso Esteban Villegas mantiene su mano levantada, trabajando al interior del tricolor, con la madurez que le dio la experiencia de 2016, mientras que a Luis Enrique Benítez, hay que reconocerle que todos sus objetivos, incluida su llegada a dirigir al PRI y su posición en las listas plurinominales, los ha alcanzado, a pesar de que para muchos, eran absolutamente irrealizables.

Ricardo Pacheco no ha levantado la mano, pero tiene suficientes méritos. En Morena se mueve cada vez más fuerte José Ramón Enríquez, no con una, sino con las dos manos muy levantadas, y hoy más que nunca con los astros alineados, luego del papelón del PT; eso no sepulta las aspiraciones de Gonzalo Yáñez, pero sí le deja las manos fracturadas, pues el Partido Verde que dirige Gerardo Villarreal, y el mismo Otniel García Navarro, lo pensarán muy bien, antes de darle un voto de confianza al tirantes, a diferencia de con Marina Vitela que ya va encarrilada. En conclusión, las definiciones en ambas alianzas serán más complicadas de lo que parece, y si a alguien se le ocurre romper con ellas, simplemente estaría adelantando su derrota, por muy alzada que tenga la mano.

Twitter: @LaloSerranoZ