Por: Eduardo Serrano

“¡Si la Federación no nos quiere, nos saldremos del Pacto Federal!”, fue la respuesta del gobernador, José Aispuro Torres, ante los recortes establecidos en la propuesta del Paquete Económico 2020, que rondan por el orden de los 800 mdp en comparación con el presente año. Dicha reacción ha sido bienvenida en el Ambiente Político y en el sector empresarial, pues no hay duda de la notoriedad del castigo que impone el Gobierno de la República a nuestra entidad, dando muestra de gran insensibilidad ante las necesidades de desarrollo que demandan los duranguenses, quienes alejados del apoyo de la Federación, vislumbramos una «Cuarta Transformación» que apunta para traer consigo más perjuicios que beneficios, perfilando a Durango -según el propio Aispuro Torres-, como el cuarto estado más maltratado por la «4T», haciéndonos peor que el “fuchi y guácala” que promovió el presidente López Obrador para enfrentar a la delincuencia organizada.

Nadie se atrevería a negar que el gobernador Aispuro ha sido buen anfitrión, que se ha mostrado atento para colaborar con la «Cuarta Transformación», y que ha sido empático con los objetivos del Gobierno encabezado por el tabasqueño, sin embargo, al parecer su actitud no ha sido valorada, ni siquiera por las legisladoras federales que poco o nada han hecho para -al menos- dar señales de que están luchando por un presupuesto digno para Durango en lugar de mantener una “guerra” por encontrar “argumentos” para defender los disparates presupuestales y haciendo malabares políticos, replicando en sus informes la misma “cantaleta” del programa «Sembrando Vida», «Jóvenes Construyendo el Futuro», las becas «Benito Juárez», etcétera,  como si no hubiera posibilidad alguna de que posicionaran iniciativas propias, lo cual ha provocado que difícilmente se grabe en la memoria de sus representados duranguenses, siquiera su nombre, ¡vergonzosa situación!

Al estar en proceso de revisión y aprobación el Paquete Económico, la esperanza del Gobernador de Durango se encuentra en manos de las legisladoras, para que éste sea modificado y mejorado, ¡desde luego!, pues de mantenerse esa postura de la Federación, no habrá más remedio que salirse del Pacto de Coordinación Fiscal, -secundado tal vez por otros gobernadores blanquiazules- con la finalidad que los impuestos recaudados sirvan para sortear la difícil situación, en lugar de enviarlos al Gobierno federal, lo cual fue considerado por el alcalde capitalino, Jorge Salum, como una postura más que necesaria ante un problema de esta magnitud para los municipios. Por su parte, el presidente de la Jucopo del Congreso del Estado, Esteban Villegas, manifestó que los duranguenses queremos ver a los diputados dar la lucha por el presupuesto, ¡que se pongan las pilas!, -les dijo- aunque no dejó la oportunidad de señalar que sería necesario un análisis completo de lo que implicaría salirse del Pacto de Coordinación Fiscal.

Entre las voces que se han alzado por el “fuchi» y «guácala” presupuestal a Durango, también se dejó escuchar la del diputado panista José Antonio Ochoa, quien reprochó a la federación que ha abandonado a Durango a su suerte, ante la presencia de diputados federales “timoratos y miedosos” de un partido Morena inquisidor, pues de llegar a alzar la voz, según Toño Ochoa, corren el riesgo que los expulsen de su partido, y en consecuencia perderían su chamba. En esa misma tónica se manifestó Jaime Mijares, presidente del CCE, quien señaló que en Durango hemos sido “buena gente” con AMLO y no ha habido reciprocidad, decantándose por la necesidad de adoptar una actitud más enérgica para exigir mayores recursos para Durango. Con la suma de todas las reacciones, estamos a punto de ver qué tiene más valor: La exigencia de un paquete presupuestal en favor de los duranguenses, o el «fuchi» y el «guácala” a Durango de la federación, que pretende en el presupuesto tratar a nuestra entidad como a un vil delincuente.