Por: Eduardo Serrano

El resultado de la jornada electoral del pasado domingo, arrojó varias lecturas en el Ambiente Político. Al margen de lo ocurrido en las seis entidades donde se llevaron a cabo comicios, incluyendo a Durango, y a pesar de las derrotas sufridas en Baja California y Aguascalientes, el PAN a nivel nacional comienza a vivir un reforzamiento interno trazando la ruta que habrá de seguir el blanquiazul para enfrentar, políticamente hablando, los embates de los Gobiernos emanados de la «Cuarta Transformación», a quienes por cierto, se les acabaron los efectos del tsunami de aquel 2018, en el que se vivió un paraíso electoral y que ahora deberá ser motivo de reflexión profunda, pues en el caso concreto de Durango, las divisiones internas en Morena y la conducción del actual delegado, Armando Navarro, provocaron que los remanentes del oleaje sólo trajeran a sus playas un escenario cubierto de “sargazo” politico.

En efecto, las y los candidatos en 2018 “surfearon” a placer en las gigantescas olas de la marea tabasqueña, mientras que las y los de 2019, por lo menos en Durango, viven la primer gran crisis de Morena, en la que ya no operó el anterior delegado Rosendo Salgado. Paradójicamente el PRI, principal proveedor de activos en diversos partidos, pese a las alertas constantes de desastre político, no sufrió tal desastre, por el contrario, las cuentas que entrega el presidente estatal, Luis Enrique Benítez, junto al delegado, Roberto Padilla, ubican al tricolor como segunda fuerza en todo el estado, al ganar 16 municipios, entre ellos Lerdo, Pueblo Nuevo, Mezquital, Cuencamé y quedar con final de fotografía en Gómez Palacio. Ya lo habíamos anticipado en este Ambiente Político: La reconstrucción del PRI ha comenzado porque recuperaron su identidad tricolor y escucharon el mensaje de la ciudadanía; ahora, sólo de ellos dependerá mantenerse en esa misma ruta.

El Movimiento Ciudadano, con poco más de 50 mil sufragios, se coloca como segunda fuerza en la ciudad de Durango, contando con ese capital político como punto de partida para futuros proyectos, en un instituto que vio nacer a sus estructuras y a nuevos liderazgos, prácticamente en esta elección; por cierto, a algunos de ellos los veremos fungiendo como regidores por los próximos tres años. Para MC la brisa del mar político-electoral propiciará la reflexión, al quedar por encima del Partido del Trabajo, el cual no rebasó los 25 mil votos en la capital y generó cerca de 14 mil en el resto de los municipios; o como el Verde, con cuatro mil 800 votos seguido muy de cerca del Lic. Gardeazábal con casi cuatro mil 400 dejando muy revolcado al Partido Duranguense, totalmente rezagado en la soledad de menos del 1.5 %, situación que los despide del paraíso presupuestal, al quedarse sin registro.

La estructura de Acción Nacional, su unidad interna y un Jorge Salum que mantuvo al pie de la letra la estrategia planteada durante toda la campaña, son tan solo algunos de los elementos que apaciguaron el agitado mar “morenezco”, que pronosticaba la llegada de una tormenta que finalmente se desvió, dejando una tarea difícil para los «morenos», quienes deberán, poco a poco, levantar esos montones de sargazo político. Salum, por su parte, habrá de trabajar con un Cabildo configurado pluralmente, en el que los contrapesos serán el escenario propicio para la discusión que impulsa y no que detenga; para el debate que alienta el desarrollo y no el que lo limita. El PAN deberá gobernar la ciudad capital traduciendo en hechos los compromisos adquiridos en campaña, pues ahora el ambiente se encuentra en calma, pero en el pronóstico para los próximos tres años, aunque no hay alerta de tsunami, sí se prevé una intensa temporada de ciclones naranjas y tricolores.