AMBIENTE POLÍTICO… La Acusación de Narro
Por: Eduardo Serrano
Ante un escenario adverso, el exrector de la UNAM, José Narro Robles, renunció sorpresivamente a su aspiración para dirigir el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional y también a su militancia de más de 46 años en las filas del tricolor, señalando que su decisión obedeció a no querer formar parte de una simulación en el proceso de elección de la dirigencia, por considerarlo un mal indeseable. En un Ambiente Político en el que Narro Robles hace circular un video “del adiós” en sus redes sociales, es evidente que pretende que se perciba un olor fétido prematuro, al realizar fuertes acusaciones en las que involucra la cargada de los gobernadores, el empujón del “anterior” jefe político del PRI” y hasta a la temible “mano que mece la cuna” desde Palacio Nacional, poniendo en entredicho los deseos de la cúpula revolucionaria, por verdaderamente comenzar la obra de reconstrucción del partido que quedó en escombros luego del tsunami de 2018.
José Narro señaló que la trampa para favorecer al candidato oficial, el consentido de los gobernadores y de la cúpula priista, se encuentra en el padrón interno del tricolor, con el crecimiento desmedido de nuevos afiliados en Coahuila, Ciudad de México, Campeche y Oaxaca, a quienes llevarán a votar para llenar de vergüenza al PRI. Sin embargo, en esta acusación el académico deja entrever que él mismo careció de la capacidad para convencer a los liderazgos de sumarse a su proyecto, exhibiendo de esta manera su lejano perfil conciliador, lo cual lejos de encaminar las críticas hacia un partido en decadencia, con efecto “boomerang”, le atestan un duro golpe al intelectual que no ha sabido ser político. Desde luego, los argumentos del doctor Narro pueden ser totalmente válidos dado su prestigio personal, pero eso no le atribuye méritos adicionales para justificar la falta de oficio para negociar los grandes temas que enfrenta el priismo.
En la acusación de José Narro también incluyó un mensaje para Andrés Manuel López Obrador, calificando de groseros los indicios de intervención de su Gobierno notoriamente -según Narro- inclinados a beneficiar al mismo personaje que los gobernadores y la cúpula tricolor, refiriéndose, evidentemente a Alejandro Moreno Cárdenas, quien de acuerdo a Narro sólo es cuestión de un par de meses para que asuma la responsabilidad de dirigir al priismo nacional, por lo que se manifestó por acabar con la inercia que el presidente de la República en turno designe al dirigente nacional del PRI. Narro pretende que, ante la eventual posibilidad que “Alito” se proclame vencedor del proceso interno priista, el campechano llegue raspado, sin legitimidad y con una carga de «Cuarta Transformación» ensombreciendo su mandato, por lo que Ivonne Ortega, también aspirante a dirigir el CEN, aunque coincidió con las razones del doctor, le hizo una llamado a no rendirse en la lucha por la recuperación del PRI, la cual aseguró, no puede ganar la cúpula tricolor.
Tal vez Narro logre que más activos importantes del PRI sigan sus pasos, así como lo hizo Manlio Fabio Beltrones, quien simplemente dijo que no votaría, pero difícilmente podrán desmembrar al tricolor. Por supuesto que en la antesala de su renovación nacional, el priismo deberá cuidar cualquier fuga, sin embargo, para como van las cosas, lo único que pasará es que la reconstrucción será entre menos “peones”, quién sabe si los peones sean los menos “peores”, pero el PRI no puede detenerse en ese proceso a llorar por los “caídos”. La acusación de Narro es probable que sea cierta, eso lo juzgarán los propios priistas, quienes tampoco se han de rasgar las vestiduras ante esta situación, después de las cosas que han pasado, se han acostumbrado tanto al éxodo de militantes, que ya han de tener bien rayado el disco de “Las golondrinas”, así que para agosto, cuando se definan a la nueva o nuevo dirigente, las acusaciones de Narro, habrán pasado de la histeria… a la historia.