AMBIENTE POLÍTICO… La caída de los redimidos
Por: Eduardo Serrano
Morena se ha caracterizado por recibir a muchos de los pecadores del Ambiente Político, para redimirlos en automático con la bendición de la “fuerza moral” de su Líder o la de algunos de sus “pastores”, quienes, por cierto, ya sueñan con ocupar la silla presidencial, con o sin la anuencia del “Jefe Máximo” de la Cuarta Transformación (4T). En su momento, a los reclutadores “morenos”, no les importó si los redimidos eran tricolores, amarillos, azules y hasta naranjas, el objetivo era acceder al poder y -evidentemente- lo lograron. Entre la militancia de la Cuarta Transformación, así como hay mujeres y hombres con ferviente deseo de servir, también hay de las y los que les gusta servirse con la “cuchara grande”; como en todos los partidos hay “corruptillos, “trancillas”, “traicionerillos” y “escandalocillos”, eso es, digamos, hasta cierto es punto normal, por lo tanto, el hilo delgado con el que se ha tejido la reciente unidad, deberá ir bien reforzado, por aquellos de las recochinas dudas.
Morena ha sido tan eficiente en su conformación, que su propia oposición ha emanado de ellos mismos. Ni siquiera los esfuerzos de los panistas para golpear al morenismo, han rendido tantos frutos, como los que brotan de las luchas internas del partido de la 4T. Las declaraciones de Porfirio Muñoz Ledo, por ejemplo, contienen más y mejores argumentos que las de cualquier líder opositor. Los señalamientos y críticas de Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena en el Senado, en contra de las decisiones presidenciales, o de los excesos de los funcionarios federales y sus familias, como Irma Eréndira Sandoval y John Ackerman, de inmediato despiertan la ira de otro sector morenista, proyectando otra estrategia para hacer caer a los redimidos. Por absurdo que parezca, todos, de un lado y de otro, se pronuncian como defensores y guardianes de los tres mandamientos: “no mentir, no robar y no traicionar”, pero muchos de ellos, se mienten, se roban y se traicionan entre sí.
Es complicado entender, cómo es que se las ingenian los morenistas afines a Yeidckol Polevnsky, a Alfonso Ramírez Cuéllar y a Ricardo Monreal, para estar con el Presidente de la República y al mismo tiempo, en contra de él. Los intereses puestos en 2021, deberán bastarle a quienes tomen las decisiones en la designación de las candidaturas, logrando acuerdos en los que garanticen triunfos, aunque después se “deschonguen”. Del tamaño de la diversidad de cuadros que podría presentar Morena en Durango, es también el tamaño de la bronca a la que se enfrentarán los unos a los otros, pero es indiscutible que Morena deberá presentar en una sola oferta a perfiles femeninos como Sandra Amaya, Cinthya Mont y Mónica Rodríguez, y a cuadros masculinos como Héctor Vela e Iván Ramírez, entre una lista nutrida de personajes que podrían ser competitivos y se puedan mezclar con las cartas que ponga sobre la mesa Gerardo Villarreal del Verde y Gonzalo Yáñez del PT, ¡ah verdad! ¡No es tan fácil!
En los tiempos de definiciones, como lo dijo el Presidente, y que Ackerman ha utilizado para “tronarle los dedos” a Monreal con la idea de que deje la coordinación de los senadores morenos, la caída de los redimidos, podría significar para Morena su propia debacle. El golpeteo constante a quienes muestran algo que desentone entre ellos, es tan dañino como la defensa a ultranza de los que quieren elevar a los altares a personajes impresentables, que no solo cargan con un oscuro pasado, sino que tienen un turbio presente y además, preparan un descarado futuro, haciéndose de propiedades que contrastan con la austeridad republicana que pregona el mandamás; aunque ni ellos, ni sus acciones, tengan algo que ver con AMLO, hábilmente lo toman como su escudo de protección ante los ataques internos, con la esperanza de no ser uno más en la lista de los redimidos que habrán caído.
Twitter: @LaloSerranoZ