Por: Eduardo Serrano

Ayer fue tendencia en redes sociales y nota internacional que marcó la agenda mediática. El juicio contra Joaquín Guzmán Loera concluía con una sentencia de cadena perpetua que le fue dictada por el juez Brian Cogan. Quizás en el Ambiente Político, esto era más que predecible, pero aun así, fue noticia, pues quien ha sido héroe y villano para muchos, terminará sus días en una prisión de máxima seguridad en un país diferente al suyo, con niveles de corrupción también diferentes al de su país, pues aunque lo nieguen en aquella nación, de ninguna manera son libres de ese “pecado social”. Con esto se da por cerrado un capítulo en la vida del oriundo de Badiraguato, Sinaloa, que llegó a ser considerado como el más poderoso de los capos, y en una morbosa dualidad, este hecho dará material para otra “serie” en la que seguramente ya trabajan los creativos de conocida empresa de entretenimiento.

Luego de haber sido detenido en enero de 2016, Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”,  llegó a la parte final del denominado “juicio del siglo”, con una sentencia que supera los 30 años, acompañado de la solicitud del Gobierno de los Estados Unidos de norteamérica, que exige que le sean incautados más de 12 mil 600 millones de dólares, para también finiquitar ese capítulo en la guerra contra el narcotráfico. Desde luego, con la sentencia al Chapo, no se terminará de ninguna manera con el alto consumo de estupefacientes en el vecino país del norte, quien continuará navegando hipócritamente con la bandera de la lucha antidrogas, sentenciando a todos los que representen más “dolores de cabeza”, así como Guzmán Loera quien, según los medios de comunicación presentes en su juicio, con voz quebrada, sintió la ausencia de su madre, y sólo pudo agradecer el apoyo incondicional de su esposa, Emma Coronel, y el de su familia durante el largo proceso, a quienes por cierto, difícilmente volverá a ver debido a las medidas de seguridad establecidas por el juez.

El «alcatraz de las montañas rocosas», mote con el que se le conoce a la cárcel de máxima seguridad en Florence, Colorado, que albergará a «El Chapo» durante el resto de sus días, será el escenario de un difícil capítulo de la vida real, el cual se ha escrito para Joaquín Guzmán, de 62 años, en medio de un show intenso que duró 11 semanas, y que derivó para su esposa Emma Coronel, también en una separación perpetua, que mantendrá a su esposo lejos de sus hijas, lo cual la dejó devastada tras darse a conocer la sentencia, lo cual seguramente también será aprovechado para agregarle más drama a la historia que se traslade a la pantalla chica, pues son innegables las ganancias que representan cada tramo del camino de la vida del narcotraficante, que relatan en medio de escenas perfectamente descritas, lo que se asoma entre broma y broma. 

El líder del cartel de Sinaloa, el hombre que fuera el más perseguido por las autoridades estadunidenses, quien se declaró culpable de 10 delitos relacionados con el tráfico de drogas el pasado 12 de febrero, fue sometido a una inquisición y a un juicio “muestra”, según lo denunció uno de sus abogados defensores, Jeffrey Lichtman, quien fue enfático al señalar que a la justicia norteamericana no le interesaba lo que dijera el jurado, puesto que al final sólo importaban las pruebas presentadas por su Gobierno, a pesar de la pasarela entre testigos, rivales y hasta colegas de Guzmán Loera, que detallaron el modus operandi del capo. Ahora sólo quedan para la reflexión de la justicia, todos las personas que se vieron beneficiadas por la acción de «El Chapo» Guzmán, a menos que prefieran que la sociedad los adivine por su “impresionante parecido físico”, o por la coincidente similitud en sus nombres en la próxima “serie”.