Por: Eduardo Serrano

La Ley lo contempla y lo permite, y si ellas así lo deciden, no estarían incurriendo de ninguna manera en una falta electoral. En esta entrega del Ambiente Político, nos referimos a que las diputadas federales por Durango, pueden buscar la posibilidad de reelegirse en el cargo que la voluntad popular expresada en las urnas, les confió en aquel 2018 de “ensueño”, donde se vieron beneficiadas por el tsunami lopezobradorista, solo que, el 2021, podría tener unas “pequeñas” diferencias que representan ciertas complicaciones, para aquellas que se animen a volver a pedir el voto ciudadano. La principal diferencia, desde luego, es que Andrés Manuel no estará en las boletas; la segunda es que no podrán usarlo como bandera de campaña, porque eso, sí sería un delito electoral; y finalmente, el papel que han desempeñado, que debiera ser su principal carta de recomendación, ha dejado mucho que desear.

Martha Olivia García es tal vez la que más se ha movido, abordando temas legislativos principalmente en materia forestal, propios de la región que abarca el distrito 01 federal. Sin embargo, al igual que sus compañeras en San Lázaro, difícilmente ha logrado argumentar las disminuciones al presupuesto 2021 para Durango. Las cuatro legisladoras -como todos los morenistas-, hablan de importantes asignaciones presupuestales, metiendo en la misma bolsa, el recurso que llegará a través de los programas sociales con un monto superior a los cinco mil millones de pesos; lo curioso del caso, es que esos programas antes se consideraban como “clientelares” y “electoreros”, situación que ahora pretenden cambiar como por arte de magia, a pesar de los diversos señalamientos que han girado en torno al manejo turbio que en algunos casos se les ha dado; ciertamente, lo hicieron operadores de los gobiernos anteriores, tanto o quizás más de como lo han hecho los actuales, pero, entonces, ¿Cuál es la diferencia entre unos y otros?

Por supuesto que Martha Olivia García, Patricia Ortega, Maribel Aguilera y la prácticamente desconocida Lourdes Montes, deben hacerle la lucha para darle continuidad a su incipiente carrera política en Morena, pues de lo contrario, en medio de tantos intereses particulares y de grupo al interior de su partido, mismos que son evidentes, de llegar a ser desplazadas, quedarían condenadas al olvido. Para su tranquilidad, no hay rostros visibles de peso en lo federal, que deseen apostarle a la contienda, puesto que el escenario es muy incierto. Pero hay que decirlo, nadie puede atribuirse la ventaja electoral en estos momentos, independientemente de lo que marquen sus encuestas internas, ya que existen marcados “descontentos” en la ciudadanía con lo que tendrán que cargar todos los institutos políticos; por si fuera poco, deberán enfrentarse a un proceso atípico en medio de la pandemia, en el que la movilización de las estructuras formará parte fundamental del guion a seguir el día “D”.

Sin una estructura -al menos visible-, y con otras agravantes más, las legisladoras morenistas a nivel federal, tendrán que definir cuál es la mejor alternativa política en sus proyectos personales para el 2021. Es innegable que han seguido al pie de la letra las indicaciones que han emanado de Palacio Nacional; desde luego, han votado a favor o en contra desde su curul según se les haya solicitado, pero eso ha reducido su labor legislativa a un simple “sí señor”. Bajo ese escenario, y con la dura crítica hacia el trabajo desarrollado -u omitido-, los impulsores de la reelección de las cuatro diputadas, serán solamente los que han estado contentos con su desempeño, quienes ven en ellas la inoperancia y la han señalado cuantas veces se les ha antojado, es decir, los representantes de la oposición a Morena, pues saben, que, a lo mejor, su presencia nuevamente en las boletas, podría ser sinónimo, de una derrota anunciada.

Por: Eduardo Serrano

Twitter: @LaloSerranoZ