Por: Eduardo Serrano

La unidad del país está cada vez más lejana. En 2018, el candidato vencedor en la contienda presidencial, con una mano juró ante la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que gobernaría, precisamente, para todos los mexicanos, mientras que, con la otra mano, hizo todo lo contrario. Tal vez cruzó los dedos, hizo changuitos, o vaya usted a saber qué otra “figura” formó con el dedo medio, índice, anular o el meñique, la cosa es que, con esa mano, desde ese momento pintó su raya e hizo una división en México entre sus seguidores y los “otros”. Desde luego, en la categoría de “otros” entran aquellos a quienes él denomina despectivamente la derecha, los conservadores, fifís, neoliberales, corruptos, hipócritas, etc., y que forman parte de la “Mafia del Poder”, incluyendo a la prensa crítica integrada por el “Hampa del Periodismo” y demás personas u organizaciones de la sociedad civil, que no comulgan con sus ideas “transformadoras”.

Las manos del Presidente han sido capaces de establecer una división en los estados, a parte de la que constituyen sus territorios. Sin menoscabo del interés electoral, pero con una crisis económica producto de la pandemia, los gobernadores de 10 entidades vieron la necesidad de formar una Alianza Federalista para sostener un diálogo directo con el Ejecutivo Nacional, al cual, con la mano en la cintura, se ha negado. Los recortes presupuestales a los estados y la inyección a los programas federales clientelares, se dan de manera simultánea como una bofetada a los ciudadanos, no propiamente a los gobernantes, pero sí con el afán de desacreditarlos, exacerbando cada día más el ánimo de decepción entre los gobernados, por las acciones de un presidente que prometió hacer historia “juntos”, pero ha sido más fuerte su deseo de acumular poder y repartirlo a su total antojo, con la sumisión absoluta de sus servidores en el Poder Legislativo.

Con el puño alzado, el Presidente festejó el triunfo de los Dodgers en la Serie Mundial. Al haberse cumplido su pronóstico, poco le faltó para levantarle la mano en señal de victoria a Julio Urías, a quien llamó “el Valenzuela II”. La expresión “¡ganó México!”, manifestada por el primer Mandatario nacional como verdadero fanático del “Rey de los Deportes”, emitió un sonido cruel, semejante a un golpe bajo de esos que nublan la vista, dado que ese mismo día nuestro país, paradójicamente, se acercaba a las 90 mil pérdidas humanas, todas ellas, víctimas del “exitoso” manejo de una pandemia domada. Las manos del Presidente no solo aplaudían la hazaña beisbolera, también los resultados de su ahora exsecretario de Seguridad, Alfonso Durazo, quien tuvo la desfachatez de señalar que en su gestión se había acabado con el dominio del narco en diversas zonas. El aspirante a la gubernatura de Sonora, ni tardo ni perezoso, renunció a su cargo previo a su comparecencia ante el Senado, para esquivar los coscorrones que seguramente le darían los legisladores de oposición, al ver que durante su “gran labor” se registraron -entre otros males- 65 mil homicidios y unas 45 masacres, de esas meras que le dan risa al presidente.

El que manda en Palacio Nacional -y por lo que se ve, también en San Lázaro-, ha puesto a votación a mano alzada importantes decisiones del país, pero es incapaz de escuchar los resultados de las consultas realizadas, bajo el mismo método, por parte de gobernadores federalistas como Enrique Alfaro de Jalisco, quienes han planteado la necesidad de romper con el denominado “pacto federal”, cosa que tendrían que ver con la Constitución, según refirió el tabasqueño, y sin duda, tiene razón; su habilidad para dividir, para polarizar y confrontar a los mexicanos, le permite darse esos lujos, puesto que, además, esa actitud, sin duda, le ha dado resultados electorales aceptables, a diferencia de los que ha entregado como presidente, pues ni siquiera a sus seguidores en términos reales les ha cumplido, aunque muchos pretendan tapar el sol, no con un dedo, sino con toda la mano, sí, pero con la mano del Presidente.

Twitter: @LaloSerranoZ