Por: Eduardo Serrano

La experiencia del 2019 fue aleccionadora para los liderazgos de Morena, del PT y del Partido Verde en Durango. Los esfuerzos de Sandra Amaya, Rigo Quiñónez y Gerardo Villarreal para registrar la alianza en aquel entonces, se vieron truncados por las diferencias internas del partido dominante, cuyos errores en ese proceso electoral, se pagaron con la derrota, representando un alto costo en el Ambiente Político, que, evidentemente, no están dispuestos a pagar de nuevo en el 2021, por lo que han enviado señales muy claras de que la apuesta ahora es por la coalición, como único camino viable para enfrentar la contienda, y además, como instrumento puntual de Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, para recuperar el terreno perdido en esta entidad, motivo por el cual, será cuestión de días, para que el mandamás envíe a un nuevo representante del Comité Ejecutivo Nacional, que ponga orden y atienda esa principal -y quizás única- instrucción con la que cerrarán el año los morenistas y sus aliados.

En el tablero de Morena los intereses pueden ser muchos, pero hay que reconocer que se han movido estratégicamente para no cometer los errores de antaño. La cercanía de Sandra Amaya y Marina Vitela con Mario Delgado, ha sido fundamental para mantener “calmadas las aguas” -claro, las del 2021 y de paso preparar las del 2022-, pero también es sabido que las legisladoras federales tendrán “mano” en las definiciones de las candidaturas, es decir, podrán aspirar a reelegirse, sin embargo, eso no las libra del escrutinio mediante las dichosas encuestas, donde se sabrá qué tan redituable es colocarlas de nuevo en las boletas. Eso favorece a Iván Gurrola, de quien se dice, que está muy encarrilado en la ruta del distrito 01 federal, complicándole a Martha Olivia García su objetivo reeleccionista, y eso que ella, es de lo más rescatable que tiene el morenismo duranguense en San Lázaro. Para fines de la coalición de fuerzas con el PT y el Verde, pensar tan solo en la posibilidad de que repitan la “hazaña” el resto de las diputadas federales, es jugarle a la ruleta rusa electoral.

También se sabe que al cifrarse la coalición en lo local, la regidora Cynthia Hernández, -llegado el momento-, solicitará licencia al cargo para disputar el distrito 01 local, pero de ahí en más, lo que ocurra en Morena, en cuanto los nombres que pongan sobre la mesa de negociaciones, es un enigma. Por su parte, el PT preparará la caballería para colocar a Rigo Quiñónez en las boletas del ámbito federal, pues hay que recordar que el joven petista, también estuvo en la pasada legislatura del Congreso del Estado, y su desempeño parlamentario, además de su cercanía y plena confianza con Gonzalo Yáñez, lo colocan en un sitio inmejorable rumbo al 2021. No será extraño ver a una serie de personajes desconocidos -fundamentalmente maestras y maestros de los CADIS-, como parte de la oferta del partido de la estrella en la coalición, pero eso no les quita mérito a los ojos de su líder moral, como ha ocurrido casi siempre.

La alianza, por parte del Partido Verde, seguramente buscará el distrito 03 federal con Gerardo Villarreal, que es la zona electoral donde más puede sumarle. El líder estatal del partido del Tucán ha trabajado consistente en ese territorio, lo que es muy factible para recuperar las simpatías que se han perdido por el incipiente trabajo de la actual representante de ese distrito en San Lázaro. Villarreal Solís cuenta entre sus cartas, con perfiles que han avanzado políticamente, como Pancho Franco, a quien no será extraño verlo encabezar algún distrito local de los que se encuentran en la capital, lo que ayudaría de forma importante a los abanderados federales. Para que todo eso se concrete, nuevamente deberán sentarse a la mesa Sandra Amaya, Rigo Quiñónez y Gerardo Villarreal, pero también, Margarita Valdez, Marina Vitela, José Ramón Enríquez y Gonzalo Yáñez, y ya con la lección aprendida, déjeme decirle que si logran ponerse de acuerdo, la contienda será de pronóstico reservado.

Twitter: @LaloSerranoZ