AMBIENTE POLÍTICO… Lo Cortés no quita lo mediocre
Por: Eduardo Serrano
Andrés Manuel López Obrador debería pensar detenida y pausadamente, así como lo hace al hablar cuando emite sus discursos, antes de dar motivos para ser señalado con calificativos ofensivos por sus añejos “adversarios” y por otros más que se le van juntando en el camino, pues en él pesa la grave responsabilidad de hacer respetar la investidura presidencial, que por cierto, ha sido pisoteada por la conducta de varios exmandatarios quienes nutrieron las redes sociales de “memes” con tanta ocurrencia. Sin embargo, AMLO está en su derecho de expresarse con toda libertad, tanto como cualquier ser humano que habita nuestro planeta; aunque, debería -insisto- cuidar ciertos gestos de decencia, sin el más mínimo temor de que ello le quite lo valiente, pues también ha de recordar que en este Ambiente Político, siendo candidato presidencial, criticó la actuación de los gobernantes en turno.
Ahora, López Obrador a las primeras de cambio, es decir, ante la crítica a su persona, a su Gobierno, a sus decisiones e imposiciones; a sus dichos y a sus hechos, empuña su lengua cual espada ferozmente afilada, para detener el embate del conservadurismo y la “fifiocracia”, nueva clase social que abunda en el país y que representa un alto porcentaje de ciudadanos inconformes, pero mal organizados todavía como “oposición”, ya que los niveles de popularidad del tabasqueño, con todo y sus tropiezos mañaneros, lo mantienen en el primer lugar de “rating”, inclusive, sin importar los señalamientos derivados del lujoso asilo a Evo Morales, quien fue exhibido por el ministro de Gobierno boliviano Arturo Murillo, al darse a conocer un audio en el que presuntamente se escucha al Sr. Morales, incitando a la violencia y dando órdenes a un supuesto dirigente del llamado Movimiento Al Socialismo (MAS), para que continúen con los bloqueos en aquel país, evitando además que entre a las ciudades, lo más básico, comenzando por la comida, lo cual puede derivar en una terrible crisis alimentaria.
En un episodio más de las “AMLOaventuras”, acompañado de la presentación de su más reciente novela de ciencia ficción, perdón, de su libro -que para el caso es lo mismo- titulado “Hacia una economía moral”, -por cierto, aunque usted no lo crea, solo en la preventa digital fue el más vendido-, el Presidente cometió un nuevo error, al lanzarse en un viaje al pasado, del tipo aquel de “Odisea Burbujas” con el profesos Memelovsky al mando de la tripulación, integrada por: Mimoso, Mafafa Musguito, Pistachón Zig Zag y Patas Verdes; en el que acusó a Hernán Cortés de haber traído desde el viejo continente las prácticas fraudulentas. López Obrador señaló que el Conquistador, apenas desembarcó en “Veracruz” -ojo, según San Andrés ya era “Veracruz”- sin ningún fundamento legal, se autonombró alcalde. Esto le valió una reacción de los políticos de la “madre patria”, quienes lo calificaron como “mediocre con ínfulas” y lo conminaron a dejar de “pelearse” con Hernán Cortés que lleva más de 400 años muerto y México, cerca de 200 años de independencia.
Para el presidente Andrés Manuel, es difícil reconocer que fuera de él y de sus seguidores, existe un deseo de que a México le vaya bien. El que mandó al “diablo a las instituciones”, ahora manda a donde mismo a los que cuestionan “sus” decisiones y “sus” instituciones. Ciertamente, el Ambiente Político a entendido que no habrá ningún cambio de conducta en el Presidente; no se va a confrontar con los promotores de las dictaduras, porque es necesario “no caer en provocaciones”. En efecto, le exigió a su homologo estadunidense, un trato digno para nuestros connacionales, y hasta le reclamó en 2017 su libro “Oye Trump”, claro, siendo candidato; ahora le ha dedicado, no reclamos, ni libros, sino todo un despliegue de la Guardia Nacional para atender tareas de Migración. Sin embargo, ya quedó claro, no se trata de entrar en una guerra de declaraciones; no, México no está para eso, lo único que se pide es cordura, un toque de sensatez, al cabo lo Cortés no quita lo mediocre… perdón… lo valiente.