Por: Eduardo Serrano

Las capacitaciones que se llevan a cabo en el PRI, históricamente han sido consideradas como elementos valiosos para la formación de liderazgos, y para acentuar el sentido de pertenencia en sus militantes. En efecto, el Revolucionario Institucional a lo largo de su historia, ha sido capaz de construir instituciones y hasta de dotar de perfiles a otras fuerzas políticas, gracias a la migración de cuadros que de manera natural se ha dado. Sin embargo, como en todo, las desviaciones y ambiciones de algunos, -muchos tal vez-, han provocado que también en su historia, se haya acumulado una carga negativa difícil de sacudirse, inclusive para quienes optaron por pasarse a Morena, aprovechando que el “perdón de los pecados” y el reparto de posiciones en 2018 estuvo en oferta. Pero hay otros militantes, en su mayoría jóvenes, que decidieron quedarse a reconstruir al partido que quedó en ruinas a partir de las consecutivas derrotas electorales, dedicándose a rescatar la identidad tricolor sobre sus propios cimientos.

El presidente del Comité Directivo Municipal (CDM) del PRI, Toño Morales, ha mostrado que tiene absoluta claridad en la tarea de reconstrucción que a él le ha tocado. La capital del estado es uno de los terrenos más complejos y será aquí donde se presentarán los más importantes retos en términos electorales para el priismo. El Seminario Nacional Desafíos 2021, Juventud y Política, que se ha desarrollado en las instalaciones del CDM, es sin lugar a dudas un buen punto de partida para establecer las estrategias que los tricolores habrán de implementar, a partir del trabajo de los jóvenes como principal recurso con el que cuentan, pero con el ingrediente de la experiencia que le aportan militantes de la talla de Caty Mercado, Yolanda Pacheco, Gustavo Lugo e Ismael Hernández Deras, y la participación atinada de Arlene Contreras, quien le sabe bastante bien al tema de la imagen pública.

Enrique Benítez y Roberto Padilla Márquez, presidente del Comité Directivo Estatal (CDE) y delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), respectivamente, tienen ante ellos la posibilidad real de confiar las “obras de reconstrucción” de su partido, y lo que es más importante, permitir que sea mediante el esfuerzo de los jóvenes que se rescate la identidad en la militancia priista. Es interesante ver, como es que de pronto esta generación juvenil tricolor les da una lección a quienes se avergonzaron hasta de su logotipo, y realizan acciones para que le agarren cariño a la “camiseta”, en medio de un camino al 2021 con gran incertidumbre, pues ningún partido puede asegurar un resultado del todo favorable. Resulta interesante ver que, al margen de las encuestas y cualquier otro instrumento de medición que, por supuesto, sirve para identificar las tendencias en la preferencia electoral, la juventud priista sigue colocando ladrillos y preparando más mezcla.

Como sociedad nos debe importar y preocupar que los partidos políticos se fortalezcan y adquieran credibilidad. Independientemente de la afinidad a un color determinado, la ciudadanía se merece una competencia de alto nivel en las urnas, y no construcciones de “seudoperfiles” que se vengan abajo a la primera tormenta. Así como hay cada “fichita” en todos los institutos políticos, también hay liderazgos que ya quisieran intercambiarse entre los propios partidos, pero no todos están dispuestos a invertirle en más concreto para levantar castillos y trabes sólidas que soporten las losas de la identidad partidista. Si jóvenes como Karen Cervantes, Toño Morales, Juan Moreno, José Luis Carranza, Humberto Zurita, Alejandro Nuncio y otros más, se están llenando los zapatos de lodo acarreando graba y arena para que la obra de reconstrucción no se detenga, es muy probable que algo bueno pueda ocurrir para el PRI en el 2021.

Twitter: @LaloSerranoZ