Por: Eduardo Serrano

Recientemente el tema del medio ambiente ha cobrado fuerza entre la ciudadanía y desde luego entre la clase política, ya que los efectos del cambio climático son evidentes, y no permiten que se continúe siendo omisos. Ahora más que nunca se requiere que se apliquen medidas de fondo y no soluciones a medias, que reviertan el daño que le hemos ocasionado a nuestra casa común, pero ahora sí en serio. Desde luego, esto no es  asunto de un solo partido, ni de una asociación en particular; es algo más que un mero “gancho electoral”; se ha convertido en una imperiosa necesidad que involucra a todos los sectores de la sociedad, que desean hacer pequeñas acciones locales, con resonancia mundial en una carrera en la que ya se activó la cuenta regresiva.

La contaminación en Durango es generada principalmente por la tierra suspendida en las calles debido a las malas condiciones de las mismas. También se encuentra inmersa la presencia de un parque vehicular en crecimiento constante, tanto en el sector público como en el privado, el cual, dicho sea de paso, no cuenta con el mejor programa de mantenimiento preventivo, y por si fuera poco, la presencia de incendios forestales y el eterno problema de las ladrilleras, que a pesar de los esfuerzos de las administraciones municipales por reubicarlas, se aferran a los sitios donde se encuentran instaladas, puesto que han sido la fuente de ingresos de cientos de familias por décadas. Al margen de esos esfuerzos que ciertamente deben reconocerse, la percepción social apunta a que no hay efectividad en el combate a esa fuente contaminante, que aunque no es la principal, sí es la más escandalosa.

La candidata y los candidatos que contienden en esta justa electoral, para ocupar el cargo de presidente municipal, no ven ajeno de sus agendas el tema del medio ambiente. Proyectan campañas de reforestación, ven necesaria la creación de más áreas verdes y un mejor mantenimiento a las ya existentes. Otros han abordado el tema del adecuado confinamiento de los residuos sólidos urbanos, incrementando el índice de aprovechamiento de la basura en la industria del reciclaje, apartado pendiente desde varios trienios, por la falta de un espacio bien estructurado y operando al 100% en la Planta de transferencia, recepción, separación y clasificación de esta “materia prima”. Las familias que dependen de la “pepena”, pueden constatar que, aunque cada vez se genera más basura en los hogares, no logran reunir la misma cantidad de material que juntaban hace apenas unos años, haciendo menos redituable esta actividad en favor del medio ambiente.

Por otro lado, aún se espera que salga el decreto de áreas protegidas en el Congreso del Estado para los parques Sahuatoba y Guadiana, que a decir del coordinador de diputados de la fracción del PRI en el recinto legislativo, no ha salido porque está pendiente que la Dirección Municipal de Desarrollo Urbano y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Estado, den a conocer cual es el polígono de estos parques, para que con esta información, sea sometido a votación ante el pleno el decreto en mención y garantizar con ello que los pulmones de la ciudad sean afectados como ya ha ocurrido, una solución de tajo necesaria, frente a tantas y tantas medidas “a medias” que solo han pasado a la historia burda de protección al medio ambiente en Durango. Ojalá que nos toque ver de nuevo, el escenario arbolado que un día fue orgullo de la “Tierra de los Alacranes”. Ojalá que no solo alguien se comprometa, que nos comprometamos todos por completo, nunca más a medias.