Por: Eduardo Serrano

El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), libra una batalla intensa al interior; digamos que, como instituto político, se encuentra atrapado, no a dos fuegos, ¡sino a 100!, y esto no es solo por el escándalo que tuvo que ver con el caso del general Salvador Cienfuegos y la percepción que se generó ante la determinación que tomó la Fiscalía General de la República (FGR), de no ejercer acción penal en su contra, sino por el notorio desencanto de muchos seguidores de la Cuarta Transformación (4T) que ven con desencanto, que el hartazgo social podría cobrarles la factura de la confianza que se les otorgó en 2018. El Ambiente Político pone sobre la mesa la capacidad de los morenistas para revertir, los efectos de la lista de argumentos que, como artillería electoral, los mantiene protegiéndose de sus propios embates.

El fuego cruzado en Durango se ha intensificado para Morena, al carecer de una figura -llámese delegado, presidente estatal, encargado, etc.- que tome las riendas del partido. Desde luego, todas las candidaturas vendrán palomeadas por su líder nacional, Mario Delgado, es más, quizás a estas alturas ya está definido, pero eso no quiere decir que no vaya a haber heridos en el camino. Tal vez, aquí no se generen los altercados que, en otras entidades, protagonizaron militantes agraviados por las decisiones del mandamás morenista, dado que los liderazgos locales realizan funciones de blindaje, ante los disparos del “fuego amigo”. En este sentido, Sandra Amaya, Marina Vitela y el Dr. José Ramón Enríquez, al ser de los más allegados a Mario Delgado, jugarán un papel clave en la tarea de mantener unida a la caballería y a la infantería, pues a medida que avanza el proceso electoral, también irá en aumento la tentación de prender “cuetes” desde adentro.

Y es que, precisamente es ahí donde estriba el problema, es decir, en los “cuetes” que les explotan en la mano. El discurso insistente en contra del “PRIAN”, no es coherente en voz de morenistas que tienen un nutrido pasado tricolor, por lo que deberán encontrar otro tipo de argumentos, antes de que queden inhabilitados por tanto “cuete de sus excuates”. En efecto, ese podría ser el caso de Iván Gurrola, quien ha sabido moverse en territorio, e indudablemente, es apto para debatir; es más, ha logrado trabajar en equipo con sectores morenistas con los que en algún momento estuvo conflictuado; sin embargo, el “parque” se le podría acabar muy rápido, si lo destina a tratar de legitimar su lucha contra los “prianistas”. Por ello, hábilmente, tanto Verónica Pérez, como Luis Enrique Benítez -jefes estatales del PAN y del PRI, respectivamente-, han sabido responder a esa estrategia, dejándolo que sea blanco de sus propios ataques.

Los aciertos del Presidente de la República, en su forma de comunicar a través de las “Mañaneras”, le ayuda a Morena, pero también hay factores que le afectan. La renuncia de Miriam Esther Veras Godoy, jefa de vacunación en el país; la polémica por la inclusión de los funcionarios de la Secretaría del Bienestar -conocidos como “servidores de la nación”- en la primera etapa de vacunación contra el COVID-19; la disminución en la recepción de vacunas de la farmacéutica Pfizer para México, que tambalea el tan “cacareado” programa de inmunización; los agandalles de algunos morenistas, como Patricia Batani, regidora de Acapulco; y qué decir del cada vez más señalado desempeño del inamovible Hugo López Gatell, son parte de los impactos negativos que mantienen a Morena atrapada a 100 fuegos, sin que se vea, hasta el momento, una estrategia efectiva para salir bien librados de esa guerra interna, y eso que todavía falta que la coalición “Va por México”, le suelten toda la artillería electoral en campaña.

Twitter: @LaloSerranoZ