Por: Eduardo Serrano

Para el proceso electoral del 2021, tanto en el ámbito local como en lo federal, los institutos políticos tienen una misión importante que va más allá de postular “buenos perfiles de campaña”; deben apostarle a tener “buenos parlamentarios”, no solo calentadores de un sillón en los órganos legislativos, que ahora con la modalidad virtual de las sesiones, a muchos les ha favorecido para hacerse “patos” desde la comodidad de su hogar. El Ambiente Político pondrá a prueba a los partidos en un tiempo muy reducido, para ver quienes, realizan un trabajo legislativo que sirva de plataforma rumbo al 2022. Las y los diputados que representen al partido en el poder y los de oposición, deberán defender mediante sus acciones, con argumentos sólidos y sin titubeos, a su respectivo proyecto partidista con miras a obtener resultados favorables en las urnas, de lo contrario, esos mismos legisladores, serán los causantes de la derrota de quienes busquen la gubernatura del estado.

Si los partidos políticos entienden la necesidad de empujar a los perfiles que han demostrado su capacidad para el cabildeo, sin prostituir su propia identidad partidaria, ni mucho menos la personal, todo apuntará a que la competencia parlamentaria será tan intensa, que en el poco lapso en el que brincaremos de la pista 2021 a la 2022, sabremos quienes ocuparán los primeros carriles en la justa por la sucesión gubernamental, pues en estos momentos, hay muchos tiradores, pero ninguna definición. Eso implica también que se valore de manera adecuada las posiciones plurinominales, ya que éstas deberán obedecer a la colocación de perfiles que le entren al debate sin medias tintas, y no que sean producto del compadrazgo o del agandalle. Seguramente en el PRI, en el PAN, en el PT, en Morena, en el Verde y en MC, ya tienen ubicados esos nombres dispuestos a defender a capa y espada sus respectivos colores, ¡ah, pero también!, a los compadres, a los ahijados y a los gandallas.

En el objetivo 2021, los partidos deben conjugar experiencia con trayectoria, y la juventud en relación a las “tablas” que se están mostrando en la responsabilidad que en la actualidad se desempeña. Sabemos de la limitación numérica que por fortuna existe en el Congreso del Estado, por lo que no será posible ver en una misma legislatura a los mejores exponentes del Ambiente Político, sin embargo, sería muy interesante ver el debate legislativo entre Minka Hernández, Paulina Monreal, Cinthya Mont, Daniela Soto, Gaby Vázquez y Paty Marrufo; se pondría intensa la discusión entre Fernando Rocha, Carlos Segovia, Toño Morales, Iván Ramírez, Pancho Franco y Meño de la Peña. Al margen de las disposiciones de cada dirigencia estatal, Vero Pérez, Luis Enrique Benitez, Gerardo Villarreal, Gonzalo Yáñez y quien esté al frente de Morena, deberán valorar oportunamente la viabilidad de impulsar a los cuadros que garanticen ese toque especial en las campañas, pero, sobre todo, con la visión puesta en el desempeño parlamentario.

Armar el rompecabezas, para definir la figura partidista que se pretende posicionar el próximo año, es donde estribará el principal problema. El partido que llegue dividido al 2021, llevará un avance importante en el hoyo donde se cavará su propia tumba en el 2022, desde luego esto incluye al PAN como primera fuerza en el estado, al PRI como segunda fuerza y a Morena con sus aliados, donde el problema no son el PVEM ni el PT, sino Morena y sus pugnas internas. En otro renglón, Movimiento Ciudadano deberá demostrar que es un partido en formación ascendente y no la rémora de alguien; el PRD aliado o no con el PAN, deberá argumentar con votos en las urnas, que sigue representando las causas de la izquierda y que no está en peligro de extinción, pues Durango será un escenario diferente a lo que puede llegar a ocurrir en el resto del país, solo si los partidos ven más allá de las candidaturas y marcan como objetivo primordial para el 2021, tener buenos perfiles parlamentarios que den la cara en el 2022.

Twitter: @LaloSerranoZ