Por: Eduardo Serrano

El cambio de estafeta de la dirigencia estatal del PRI, a partir del registro de la mancuerna integrada por Arturo Yáñez Cuéllar y Rocío Rebollo, es solamente un trámite, mas no así las decisiones para determinar a la o el candidato al Gobierno del Estado, ni tampoco las candidaturas a las 39 alcaldías para las elecciones del año entrante. Ciertamente, el tricolor ha dado pasos sólidos en la marcha para mantener la unidad, sin despegar los pies de la pista de la realidad; su reconstrucción no admite que actitudes soberbias, excedan el peso de sus alcances, pues si llegara a fracturarse, quedaría fuera de las olimpiadas aliancistas del 2022. La dirigencia de Arturo Yáñez, llegado el momento, deberá entender que la carrera por la sucesión es un maratón, no una competencia de cien metros planos, de tal forma que tendrá que administrar bien la condición política que han dejado Luis Enrique Benítez y Rubén Escajeda en el Comité saliente.

La responsabilidad de la nueva dirigencia del PRI, con el apoyo del CEN a través de su delegado Roberto Padilla Márquez, estribará en tomar decisiones oportunas para meter goles, o dar el pase para que se anote en el marco rival. Una decisión errónea que provoque autogoles, echaría por tierra los avances que tanto les han costado. Tampoco se trata de que permitan que algunos pretendan nadar de “muertito”, es oportuno revisar el aporte de cada sector y organización en términos reales, con lo que se fortalecerá la figura del nuevo dirigente, sacudiéndose oportunamente los golpes que pongan en tela de juicio su capacidad de liderazgo.

El discurso de Yáñez Cuéllar el domingo de su registro, dio en el blanco del ánimo priista, al señalar que de su partido pondrá emanar el candidato a gobernador, sin embargo, deberá dosificar sus tiros para no generar falsas expectativas entre militantes, simpatizantes y aspirantes, puesto que la definición de los perfiles será el resultado de una mesa de análisis y negociación, donde todos los involucrados, habrán de lanzarse un clavado en forma espectacularmente coordinada, dado que en este aspecto tan importante, quien gana no es el que saca más agua de la piscina, ni quien la lleva en mayor cantidad a su molino, sino quien aporta un mayor puntaje que genere las condiciones necesarias, para que se llegue lo más competitivo posible a la olimpiada aliancista.

Hay que ver también cómo tomaron el mensaje de Arturo Yáñez, sus aliados blanquiazules, ya que este día arribará a Durango el líder nacional del PAN, Marko Cortés, para observar cómo va el desempeño de quienes aspiran a la candidatura para la máxima magistratura estatal, tocando base con el jefe político en el estado, cuya sede se encuentra en el CCB. Quizás lo primero que habrá de recomendar el mandamás panista a algunos de los aspirantes, es que aprovechen mejor el tiempo para tirar patadas que den buenos puntajes, pero no las dirijan al pesebre, pues dicho puntaje en el campo de las negociaciones, le dará más argumentos sólidos a la hora de la definición. Marko Cortés y Alejandro Moreno, deben entender que sería muy lamentable para todos, que tanto panistas como priistas, sufran de calambres en plena olimpiada, o peor aún, que den positivo en dopaje por exceso de confianza.

Twitter: @LaloSerranoZ