AMBIENTE POLÍTICO… Revocación chipilona
Por: Eduardo Serrano
La caída de Morena en las encuestas, obedece no solo al mal desempeño de muchos de sus integrantes en la función pública, es claro que en estos momentos a la gente no le interesa hablar de partidos, pero sí observa el desempeño de cada personaje, al margen de los colores que represente. El Ambiente Político obliga a que todos nos sumemos para enfrentar la pandemia del Coronavirus, incluyendo desde luego al Presidente de la República. No es el momento apropiado para pelearse con los conservadores y “fifís”, o quererle “sonar las narices” al “Longe Moco” de Eugenio Derbez, quien atendió una queja sentida del gremio médico respondiendo, no para hacerle competencia al “talk show” mañanero, sino de una forma adecuada para despertar la solidaridad entre los mexicanos. Es por eso que el Mandatario nacional hizo un berrinche pandémico, y quiere que se aplique la revocación de mandato en el 2021, pues todavía tiene para jugar un “tronchado” ese año, pero, así como van las cosas, para el 2022 muchos ya no van a querer ir con él, ¡ni a las canicas!
La oposición moralmente derrotada a la que se dirige de forma regular AMLO en sus discursos, en efecto, quedó pulverizada en las urnas en 2018. El tabasqueño con el resultado obtenido, podía salir con cualquier ocurrencia y de inmediato se la festejaban sus seguidores. La defensa de su feligresía, todo este tiempo, ha sido sumamente radical, al grado que le han permitido a la oposición, poco a poco generar los argumentos necesarios para cuestionarles sus dichos y sus hechos. Esta situación les ha generado un serio desgaste a los militantes de Morena, pero también al Presidente. Han pretendido vender una “conspiración mundial” en contra de su Cuarta Transformación (4T), cada vez que se cuestiona una decisión presidencial, sin embargo, eso mismo, es decir, los cuestionamientos al Presidente y al grupo en el poder, antes era un acto republicano, una defensa del pueblo, ¡una acción libertadora!
Pretender que ahora se adelante la revocación de mandato, no es la respuesta valiente de un líder dispuesto a que el pueblo quite, lo que un día puso. Es más bien un cambio en la estrategia, porque no todo ha caído como “anillo al dedo”. La corrupción que había terminado, de pronto afloró en medio de la crisis sanitaria con personal médico que no cuenta con las herramientas, y mucho menos las garantías, para enfrentarse a un evento de esta naturaleza. El mandamás le endosó la responsabilidad a los que verdaderamente le saben a la operación política. Es evidente que Marcelo Ebrard es quien ha asumido el rol de liderazgo supliendo a más de cinco secretarios de estado; Hugo López-Gatell es el auténtico secretario de Salud. Ellos y otros más, están abocados en la atención del principal tema que ocupa a los mexicanos -y al mundo entero- mientras el tabasqueño sigue vendiendo cachitos para la rifa, defendiendo la refinería de Dos Bocas y colocando durmientes en las vías del Tren Maya, ¡ah, y también pretendiendo ganarle en penales al “Chicharito”!
Veremos en estos días un esfuerzo por parte de los gobernadores para detener el avance de la pandemia en cada uno de sus estados, pero también una visible terquedad en los promotores de la revocación de mandato, no como elemento de la democracia, sino como tabla de salvación para “el proyecto transformador”, que nunca se imaginó -como todos- que se aparecería una pandemia que afectaría la salud, la economía y la política. Para ellos, urge que la revocación se cristalice antes de que sea demasiado tarde; antes de que el hartazgo social que se capitalizó para formar un tsunami, se convierta en sequía y que ésta acabe con el agua que muchos llevaron a su molino. Mientras el mundo lucha contra el COVID-19, no hay de otra, es preciso insistir en la revocación de mandato, de lo contrario, la “derecha golpista” se saldrá con la suya, ¡ah!, y la pandemia… seguirá cobrando más vidas.
Twitter: @LaloSerranoZ