Por: Eduardo Serrano

Presumir que la mayoría de los mexicanos respalda a su Gobierno, a partir de una encuesta realizada por la Secretaría de Gobernación vía telefónica, en donde el 71 por ciento de un universo de dos mil 500 encuestados, desea que el señor López Obrador siga gobernando el país, es algo así como entonar aquel famoso y sarcástico «Himno a la Humildad» que interpretaba el finado Paco Stanley, en el que decía: «¡Qué bonito soy, que lindo estoy, cómo me quiero!, aaah ah, aaah ah, sin mí me muero, aaah ah, aaah ah, ¡Jamás me podré olvidar!».

Y es que, Dios los hace y ellos se juntan, porque desde que López-Gatell dijo que su patrón poseía una fuerza moral, y no de contagio, el Presidente quizás pensó que sus palabras alimentaban a su sistema inmunológico como las espinacas a los músculos de Popeye, y mientras, en los estados hasta los propios morenistas por lanzar retos del uso del cubrebocas, los López, una y otra vez desestiman su uso, a pesar de los contínuos llamados de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Tedros Adhanom, director general de la OMS, pidió a México que se tomara muy en serio lo que acontece en nuestro país, ante el aumento de contagios y muertes por COVID-19, principalmente los registrados durante el mes de noviembre; pero los López le dieron una interpretación «capulinezca», -es decir, al estilo del célebre Gaspar Enaine- a ese importante llamado. López-Gatell descartó que el mensaje haya sido dirigido para él, para su jefe el doctor Alcocer o para el Presidente, puesto que de haber sido así, «mister» Tedros les hubiera enviado un comunicado diplomático, entonces el otro López, se «sacó la barra» diciendo que el estirón de ojeras, más bien va dirigido a todos los mexicanos. Y cuando mencionó la OMS que los líderes del mundo deben ser un modelo en el uso de mascarillas -o cubrebocas-, ya que el incumplimiento de las autoridades genera confusión, López, el mayor, dijo que no se lo ponía porque le hacía caso al otro López.

En un Gobierno en el que los López dicen que sí y que no, a partir de sus shows en las mañaneras y en las tardeadas, no hace falta que alguien más, caliente un asiento en la oficina de la Presidencia, por eso, tal vez, Alfonso Romo dejó la coordinación de la misma, ¡Ah pero seguirá siendo el principal enlace con el sector privado!, dicho por el López mayor, y sin duda lo fue, al menos así lo reconoció Gustavo de Hoyos, presidente nacional de Coparmex, quien afirmó que Alfonso Romo fungió, en circunstancias complejas, como traductor, interlocutor y factor de distensión, y además, frenó muchas de las ocurrencias de los radicales de la Cuarta Transormación; eso para el líder del sindicato patronal, fue lo más valioso en los dos años de la estancia de Romo en Palacio Nacional, sin embargo, hay que reconocer, que posiblemente su salida, obedeció al común denominador de algunos de los que han abandonado el barco cuatroteísta, donde, en efecto, los aplausos y reverencias son solo para los López, y las culpas, para los conservadores y fifís.

A dos años del Gobierno federal a cargo de una sola persona, no se puede esperar mucho de quien le exige a España y a la Iglesia Católica que ofrezcan disculpas por las atrocidades cometidas durante la conquista, pero en contraste, no son capaces de pedir perdón a los deudos de las más de 106 mil víctimas mortales del manejo errático de la pandemia.

Y es que, para ustedes los López, se pasó de una pandemia domada a una crisis que cayó como anillo al dedo, y de un escenario catastrófico, se llegó a una cifra «inusual» de muertes, como si de un «chanclazo» se hubiese sacudido aquello que les estorbaba para avanzar en la transformación de México. Para ustedes los López se puede guardar un minuto de silencio, como se esconde debajo del colchón a un país echo pedazos en materia económica, con los mismos millones de pobres que ya había antes y otros millones más que se han sumado en los últimos dos años, y eso para ustedes, los López, es motivo de algarabía, sí, solo para ustedes, los López.

Twitter: @LaloSerranoZ