Por: Emmanuel Salazar

Por segunda ocasión en el presente año, el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó territorio del estado de Durango, y en esta ocasión, grupos afines al Ejecutivo federal dieron rienda suelta al abucheo contra el mandatario estatal.

El gobernador José Aispuro Torres, enfrentó durante todo su discurso los lances de sujetos adiestrados para lanzar rechiflas contra el Ejecutivo estatal, que el periódico Reforma identificó con los llamados siervos de la nación, esa especie de guardia personal del Presidente.

El ejecutivo buscó apaciguar con su discurso los ánimos, sin embargo quedó claro que la idea de atacar a los gobernadores por grupos afines al presidente López Obrador se desempolvó y se aplicó de forma rigurosa en contra de Aispuro Torres.

Por más que el ejecutivo intentó enarbolar las demandas de los gomezpalatinos, como podría ser echar a andar el Hospital General o bien incrementar el respaldo a los proyectos para incrementar el agua, la consigna fue rechifla y más rechifla.

“Más allá de las palabras, porque muchos de ustedes vienen y gritan acá, y cuando tienen que dar la cara no tienen el valor para hacerlo, yo sí lo tengo, les puedo hablar de frente, porque no le debo nada a nadie, porque no me he robado ni un centavo y puedo ver a todo mundo de frente, y ustedes, muchos de los que aquí están, representan intereses oscuros que no tienen la calidad moral para dar la cara”, expresó a su vez el Gobernador.

¿Cuál fue la intención del incondicionales del presidente López Obrador en echar montón al ejecutivo estatal?, tendrá que ver con el hecho que Morena quedó en el municipio de Durango hasta el quinto lugar, o qué cosa le cayó de peso a los cercanos al presidente como para que hayan maltratado de tal forma el Ejecutivo estatal.

Esas rechiflas que desde el arranque de la administración federal se pusieron de moda, ya nadie las cree, más porque también de acuerdo a las investigaciones de medios de comunicación quedó demostrado que hasta un manual existe para inducir a la población a gritar en contra de los ejecutivos estatales.

Difícilmente lanzar esas diatribas al gobernador en turno e intentar festinar el mensaje presidencial puede acarrear un ambiente de concordia y trabajo coordinado, y lo que es peor, tarde que temprano se pagaran esos cálculos erróneos de los cercanos al Presidente que indudablemente inducen ese comportamiento.