Por: Gonzalo Yáñez

El pasado sábado y domingo, el presidente transformador López Obrador participó en la cumbre virtual de líderes del G20, que está integrado por las 20 principales economías del mundo.

Los programas de trabajo y sus propuestas alternativas sobre la crisis económica y sanitaria, reposicionan y consolidan a López Obrador como un estadista líder a nivel mundial. Su estatura política crece como un faro de luz que ilumina al planeta.

Veamos qué planteó:

Primero: Considerar a la salud como un derecho humano fundamental, que el Estado debe garantizar, haciendo a un lado el afán de lucro. La atención médica, las vacunas y las medicinas, deben ser gratuitas y de aplicación universal.

Segundo: Es mejor prevenir que curar. Evitar el consumo de productos chatarra y basura.

Combatir la diabetes, hipertensión y obesidad. Con adecuada alimentación y practicando el ejercicio. Pues el COVID-19 se ha ensañado con las personas que ya tenían otras enfermedades.

Tercero: Considerar a la familia como la principal institución de seguridad social. Evitando su desintegración.

Cuarto: Confiar más en la responsabilidad de la gente, evitando la tentación de imponer medidas autoritarias, garantizando una libertad educada y una suficiente información concientizadora.

Nada por la fuerza, todo por el convencimiento y la razón.

Quinto: El rescate económico debe hacerse de abajo hacia arriba. Primero ayudar a los pobres. No convertir las deudas privadas en deuda pública.

Evitar el endeudamiento. Y más aún si es en beneficio de pocos y a costa del sufrimiento de muchos y de las nuevas generaciones.

¡AMLO le propuso el programa de la Cuarta Transformación (4T) al mundo!

Y es que López Obrador fue enfático en señalar que México camina por buen sendero con un nuevo Gobierno que practica la austeridad y enfrenta valientemente la corrupción, dejando atrás la larga noche neoliberal.

Y luego soltó su gran propuesta, consistente en reestructurar la deuda de las naciones pobres haciendo quitas al capital y a los altos intereses.

En lo personal sentí asombro y mucha alegría, pues apenas en mi anterior artículo expuse y le propuse al presidente Andrés Manuel que reestructure la deuda pública de México, para liberar recursos y relanzar el desarrollo nacional.

Parafraseando al gran Eduardo Galeano: “Las venas de América Latina están abiertas”.

Pero ahora, los países superpoderosos, no solo conquistan territorios y recursos naturales.

También se apropian del dinero, las finanzas y los presupuestos de los países pobres a través de una especie de imperialismo financiero.

Vía la usura, el agio, y del vil robo; los grandes dueños del dinero acumulan capital por conducto de la explotación mundial de la riqueza de las naciones pobres.

El epicentro de la globalización es el imperialismo bancario parasitario.

Es un brutal saqueo a través de la barbarie financiera.

Por ello la agenda que AMLO propuso acierta en lo central y lo convierte sin duda en el mayor líder mundial en esta etapa de la historia.

Me sentí muy orgulloso al ver a AMLO dando una lección al mundo con temple, sobriedad, aplomo, serenidad e inteligencia, todo un cerebro estructurado, destilando confianza y una admirable seguridad.

Andrés Manuel se inspira en la más universal de las revoluciones, la francesa, con los ideales de libertad, igualdad y fraternidad.

Y a la vez él agrega los grandes principios de: honestidad, justicia, paz, democracia, bienestar y felicidad.

Hoy lo podemos presumir.

Ya tenemos al mejor Presidente de la historia de México y ahora al mejor presidente del mundo.

¡Habemus líder mundial!

Por: Gonzalo Yáñez

Twitter: GonzaloYáñez