Por: Eduardo Ortega Solano

El pasado 1 de mayo “Mexicanos contra la impunidad y la corrupción” publicaron  el reportaje titulado “Hijo de Bartlett vendió al Gobierno el ventilador COVID-19 más caro”, también se aseguró que dicha compra fue sin licitación. Ambas afirmaciones son verdaderas, sin embargo, de estas se desprenden otras premisas que se viralizaron en redes sociales y pueden ser imprecisas. Se afirmó que existía: Tráfico de influencias y conflicto de intereses, imputación que se debe desestimar, ya que desde el pasado 3 de abril se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto que autoriza la adquisición de bienes y servicios mediante adjudicación directa, por lo que en esta operación no existe excepción visible en beneficio del vendedor.

En relación al precio, el comparativo que se viralizó, fue entre el “supuestamente” ventilador más caro y el más barato: un millón 550 mil pesos correspondiente al del hijo de Bartlett, contra, 826 mil 400 pesos de la empresa CDE.S.A. Bartlett Álvarez, en su defensa lanzó el balón al Gobierno de la Ciudad de México, afirmando que éste realizó una compra de ventiladores por dos millones 680 mil pesos cada uno, diciendo: “Casi el doble de precio del que nosotros proveímos”, afirmación que  Sheinbaum, dio por verdadera, pero defendió su  operación  aduciendo que se justificaban el precio. En ambos casos rechazaron sobreprecio, argumentando que ese es el determinado por el mercado; tomando en cuenta factores como: Marca, país de origen, calidad, tiempo de entrega, condiciones de pago, disponibilidad de consumibles, pólizas de garantía, costo de mantenimiento, etc.

Se sugiere que la venta de ventiladores de “la familia Bartlett”, se da por influyentísimo e ilegítimo oportunismo, queriendo aprovechar la pandemia, y de forma coyuntural realizar un buen negocio. Sobre esto se debe precisar que “Cyber Robotics Solutions” es una sociedad anónima, constituida desde el 2010 por Alejandro Marina Vales, y Bartlett Álvarez, (No aparece Bartlett Díaz, pero sería ingenuo afirmar que no tiene intereses en esta SA). Lo que es una realidad es que esta empresa fue parte del padrón de proveedores de los gobiernos de FCH y EPN así pues, la inclusión en la comercialización de este tipo de productos para esta empresa,  no es en los tiempos de la Cuarta Transformación (4T).

La adquisición de ventiladores se dejó  al “libre albedrío” de las  direcciones de institutos y entidades puesto que, la clave para comprar es muy ambigua, dice textualmente: “Equipo electromecánico controlado por microprocesador, de soporte de vida para apoyo ventilatorio en pacientes que tienen comprometida la función respiratoria”. Ejemplificando, supongamos que se tiene que licitar la compra de un vehículo cuya clave dice: “Vehículo sedan, de motor impulsado por gasolina, con cuatro llantas y capacidad de trasporte para cuatro personas”; esto deja abierto una amplia gama de marcas, condiciones, características y precio desde 157 mil pesos hasta dos millones 348 mil, siendo este el rango del carro más caro y más barato que se comercializa en México.

La información sobre estas operaciones es pública, se encuentra dentro de los sitios dedicados a transparencia, siendo una  prueba fehaciente el hecho que conozcamos estos datos. Los expedientes son susceptibles a la investigación de la Secretaría de la Función Pública (SFP), tal como ocurre con la que en este momento se realiza al IMSS por la compra de los ventiladores al “Hijo de Bartlett”, esto como consecuencia de la denuncia realizada por los grupos parlamentarios del PRD, PAN y MC, denuncia motivada por la publicación de “Mexicanos contra la impunidad y la corrupción”.

Me llama la atención que en la “investigación” no se hace referencia a la compra efectuada por Claudia Sheinbaum, siendo que como ella misma mencionó, se realizó un pago de dos millones 680 mil por ventilador, es decir un millón 130 mil más que lo que se pagó por los ventiladores de Bartlett y en un comparativo exclusivamente; precio contra precio, quedaría muy mal parada. Me parece que el objetivo verdadero, más que una denuncia, era subir al golpeteo mediático a Manuel Bartlett Díaz, que más con razón que sin ella, es un icono de la corrupción siendo un blanco fácil para pegarle a la 4T.  El sólo nombre de “Mexicanos contra la impunidad y la corrupción” sugiere una lucha de miles, sin embargo, nada más ajeno a la realidad, se trata tan solo de: Claudio X González Guajardo y María Amparo Casar, más 13 mil afiliados que han logrado en Facebook, cuya única obligación y derecho es recibir un boletín informativo mensual.

Amparo Casar no necesita presentación, es analista, periodista, ha publicado algunos libros, investigadora, etc. En el caso de Claudio X González es antagónico a AMLO tanto así, que en una mañanera, el Presidente rebautizó su organización… “Mexicanos en favor de la Corrupción” y dijo son adversarios nuestros, que se han dedicado a sabotearnos legalmente, empresas que no pagan impuestos financian su organización, están enojados porque ahora tienen que pagar. Pudiera tener razón porqué el Gobierno de Enrique Peña Nieto condonó a  Kimberly-Clark, una de las empresas familiares de Claudio X González, 44 millones de pesos.

Esta condonación fue antes que rompieran con el Gobierno de EPN, pues el 29 de agosto del 2017, el New York Times publicó: “Un empresario activista lucha contra la corrupción en México y se convierte en un blanco del Estado”, mencionando a Claudio X y “Mexicanos Contra la Corrupción” fue un artículo de Azam Ahmed, casualmente fue el mismo periodista que publicó el pasado 8 de mayo, en el mismo New York Times, el artículo: “Cifras ocultas: México desatiende ola de muertes”, esta publicación fue replicada por: Wall Street Journal y El País, en México se viralizó en Twitter gracias al amplia difusión que dieron antagónicos a la 4T como: Loret de Mola, Felipe Calderón, Héctor de Maeuleón, Raymundo Riva Palacio, Denise Dresser, entre algunos más.

No acuso… Pero todo esto me deja muy intrigado.

Twitter: @eduardoortegas