Por: Eduardo Ortega Solano

En repetidas ocasiones y en diferentes espacios, he sido calificado como defensor a ultranza de López Obrador, cosa que siempre he negado como lo niego ahora: Me parece una forma fácil y simplista de descalificar mis argumentos, nadie podrá encontrar en los espacios donde soy invitado un halago al Presidente, cuando mucho un ligero reconocimiento a algunas de sus acciones, en contraparte he mencionado con insistencia hechos que no me parecen adecuados como pudiera ser lo que considero: Violaciones al estado laico, y al sufragio efectivo. A pesar de ello; es frecuente encontrarme en acaloradas discusiones “acotando lo que quiso decir el Presidente” y es que en tiempo de redes sociales; las verdades a medias, la desinformación y las “fake news” ¡es lo de hoy!

En lo público y en lo privado tengo inclinación a precisar las ideas, considero que las apariencias y las obviedades son la “madre de los malentendidos” el nuevo paradigma en la fabricación de “noticias falsas” se llama «posverdad» esto a grandes rasgos, se trata de la distorsión deliberada de la realidad. Existe un grupo antagónico a AMLO que apuesta que esta es la forma para que, en el 2022, o antes pueda dejar la presidencia. Esto de ninguna manera ayuda a la oposición legítima que representan los partidos políticos.

Mañaneras y publicaciones en redes sociales, son tierra fértil para distorsionar, manipular y sacar de contexto dichos y afirmaciones presidenciales, por ejemplo: El 28 de mayo Javier Lozano, en su cuenta de Twitter, publicó un fragmento de la entrevista que realizó Epigmenio Ibarra a Andrés Manuel, en la que dice textualmente: “Nosotros somos los que controlamos a los principales periódicos del país”, además aseguraba que este fragmento, había sido eliminado de la entrevista original, al día siguiente Lozano; se tuvo que retractar, ya que está parte fue manipulado pues en la versión original López Obrador, mencionó esas palabras, pero lo hacía mientras contaba una anécdota y se refería a palabras dichas por Lucas Alamán.

El 3 de junio se difundió en notas y redes sociales una parte de la mañanera de AMLO, en la que dice textualmente: “No se trata de comer cosas exóticas, extravagantes, caras; es recuperar en mucho lo que es la comida tradicional, el arroz el maíz el frijol”; de inmediato la respuestas fueron: «López, tú puras comidas exóticas; pero quieres que nosotros traguemos frijoles» «no sirves para gobernar, solo piensas en el socialismo… frijoles y tortillas»; Fueron muchas las respuestas sobre esta misma vertiente, pero hubiera sido de utilidad conocer la versión completa; ya que anterior a estas palabras, hacía referencia a la hipertensión, diabetes y obesidad precisando que estas enfermedades tienen mucho que ver con la mala alimentación, las bebidas azucaradas, todo eso se tiene que atender prevenir, y no sólo para enfrentar esta pandemia, sino para vivir sanos, debemos tener buenos hábitos alimenticios… y este fue el contexto donde pronunció estas palabras calificadas como clasistas.

De la mañanera del 15 de junio, se extrae un pequeño fragmento de tan solo 14 segundos este es difundido en Twitter por varios “notables” entre ellos Felipe Calderón, en el que textualmente dice: “No secuestran a un pobre, secuestran al que tiene, entonces como evitamos el secuestro: con una sociedad mejor”; el sentido que trataron de dar a esta frase es perverso, puesto que aseguran que la idea de López Obrador es terminar con los ricos y de esa forma con los secuestros. El espacio limita una opinión extensa, pero el ingreso al histórico de la mañanera puede dar cuenta de lo infame y falaz de esta afirmación.

En una democracia la oposición está obligada a señalar las fallas de un Gobierno, pero no a mentir; esta estrategia es contraproducente, creada seguramente por los que el Presidente definió como: “Una oposición moralmente derrotada”.

Twitter: @eduardoortegas