Por: Eduardo Ortega Solano

El lunes pasado, en el entorno de la conferencia mañanera; el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó el llamado “Quédate en casa” y reconoció el incremento de contagios por el coronavirus COVID-19, y reafirmó su confianza en la gente, “les pido nos cuidemos de forma especial los próximos 10 días, del 14 al 24 de diciembre; en Navidad se llenan las calles, pasamos la noche en familia, existe más tráfico y sale la gente de compras, a pesar que se está reforzando la capacidad hospitalaria, no queremos que nadie se enferme y pierda la vida”.

Además, mencionó que sólo será esos días, ya después se podrá salir, “aparte ya viene la vacuna”. Estas últimas declaraciones son, desafortunadas, erráticas, consiguen ocasionar un mortal exceso de confianza, sin tener una vocación de agorero, estoy convencido que los contagios se incrementaran de forma importante con motivo de las fiestas decembrinas, el presidente no es “Pito Pérez” y sus dichos tienen un peso importante: “Ya después podemos salir” consigue ser interpretado como una peligrosa anuencia, la intención del Presidente, al decir “ya viene la vacuna” es con ánimo esperanzador para los mexicanos un “saquemos fuerzas de flaqueza”, pero se está creando la percepción errónea que la llegada de la vacuna es el fin de la pesadilla, y si bien es cierto que es una luz al final del túnel, la cantidad de dosis requeridas y el tiempo necesario para realizar su aplicación, da la certeza, que antes que termine todo esto, tendremos miles de infectados y miles de decesos más. Las señales optimistas, más que confianza generan muerte, aún no es momento de cantar victoria y menos de bajar la guardia.

Como cada año en estas fechas, del vecino país del norte primordialmente, se espera el arribo de miles de connacionales; hermanos, papas, sobrinos, esposos, tíos, hijos, etc, los cuales no solo significan para nosotros una parte importante de la familia, también encarnan quienes tuvieron que dejar el terruño, la patria chica, para buscar un mejor destino y no solo para ellos sino también para los que dejaron atrás, y por sabido no habría necesidad de mencionar que una parte importante de la economía del país y de nuestra propia familia depende de las remesas que envían mensualmente, ahora como les decimos… no queremos que vengan. A pesar de esto, debemos entender y hacerles entender que pueden encontrar… o traer un contagio; o incluso la misma muerte. Y esto también aplica a vecinos, amigos, compañeros, y familiares que no vivan en nuestra misma casa.

El programa “Paisano” que coordina el trabajo en conjunto de más de 40 dependencias, y es fundamental en la llegada, transitó y salida de nuestros connacionales en México, adoptó en esta ocasión un eslogan temporal “No vengas a casa paisano”. Esta información se replicó acertadamente en algunas entidades federativas, incluido Durango, así pues en conjunto con el Instituto Nacional de Migración, Héctor Flores Ávalos, secretario General de Gobierno, precisó que la bienvenida a los paisanos en esta ocasión es distinta, en el entorno de la emergencia sanitaria, se hace un llamado de comprensión a los paisanos y a sus familias, en el que dice claramente: Si pueden postergar su visita, para un mejor momento háganlo, esperen mejores condiciones para la reunión familiar; si no es posible y el viaje es impostergable, entonces les pedimos que lo hagan con la mayor responsabilidad posible, pero precisó que “tenemos los brazos abiertos para recibirlos y agradecemos la fraternidad y apoyo económico que siempre nos dan”. El secretario también mencionó: Tengamos la esperanza que viviremos tiempos mejores, sean siempre bienvenidos paisanos.

Dejemos de repartir culpas, entendamos por fin que la única solución a esta pandemia es un verdadero compromiso personal e individual sigamos las medidas de seguridad: #QuédateEnCasa #LavadoDeManos #SanaDistancia #UsoCorrectoDelCubrebocas

Por: Eduardo Ortega Solano

Twitter: @EduardoOrtegaS