Por: Eduardo Ortega Solano  

Hoy lunes, 1 de marzo, acudirá el titular de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) David Colmenares, con la comisión de vigilancia de la cámara baja, esto después que López Obrador, enviara una misiva a la presidenta de la mesa directiva del congreso, Dulce María Sauri solicitando que se inicie una investigación sobre lo que tildó el mandatario como un reporte «tendencioso y falso» de la ASF, en relación al costo real de la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Por su parte, la Legisladora calificó de “feliz coincidencia” la solicitud de AMLO y precisó que la Unidad de Evaluación de Control, que depende de la Comisión de Vigilancia, «es una especie de auditoría al auditor, es decir, funciona para auditar el trabajo que se realiza”

Colmenares Páramo, cometió la pifia más grande de la que se tenga memoria que haya realizado algún titular de este organismo autónomo. Ya que, en relación al costo de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), determinó que el costo real por su cancelación, sería de 331 mil 996 millones de pesos, lo cual significaría una diferencia del 231 por ciento, esto en relación a los mil millones de pesos declarados por el Gobierno federal, el desacierto se evidenció al día siguiente, donde el propio Colmenares informó que por una deficiencia metodológica, habían plasmado un informe erróneo y que los números correctos eran muy similares a los presentados por el Gobierno federal.

Esto ha provocado que un cúmulo de legisladores del PRI, PAN y MORENA pidan la remoción inmediata del auditor, mientras el aludido responde que “no piensa renunciar” al asegurar que en la ASF no hay “ningún interés partidista ni de mala fe”. En la mañanera del 22 de febrero, el Presidente desestimó los datos presentados por la ASF, al afirmar que los números estaban incorrectos y pidió se revisarán. Después de esta corrección, se afirmó que el auditor no soportó la presión ejercida por el propio presidente y se vio obligado a recular. No nos hicimos para atrás; afirmó el auditor, simplemente fue que revisamos inmediatamente, porque se mostró inconforme el Presidente, teníamos que verlo, y agregó: “Encontramos que había inconsistencias entre la metodología que uso la auditoría de desempeño y quienes veían la parte forense y de cumplimiento financiero”.

Cualquier cosa, que en realidad haya sucedido, son muchos los afectados, comenzando por la propia ASF, que ha socavado su credibilidad de una forma terrible, esta situación presenta varias aristas, pero en todas está presente el sospechosismo; cualquiera que sea el origen será inverosímil para la mayoría. Supongamos, dando el “inocente” beneficio de la duda, pensemos que efectivamente, fue una falla involuntaria e hicieron mal las cuentas, se estaría evidenciando una incapacidad total, abonaría más a la hoy nula credibilidad de este ente. Pero también podríamos suponer que cedieron ante la fuerza presidencial, y no quisieron ser víctimas del encono e ira de la cuarta transformación. Pero si cambiar los dictámenes de la ASF fuera tan rápido y sencillo, nunca hubiéramos conocido: La Estafa Maestra, La Estela de Luz, la Casa Blanca, Oceanografía, Odebrecht, Línea 12 del Metro y solo por mencionar algunos casos que han quedado en evidencia por la ASF.

Sin embargo, prevalecerán las teorías complotistas, alentadas por amlofobicos asegurando sin más fundamento que su animadversión hacia el presidente, que el auditor cayó de rodillas ante la furia presidencial. Como de la misma forma sostendrán los “amlovers” que se trata tan solo de estratagemas políticos con la finalidad de desprestigiar al Gobierno de la Cuarta Transformación.

Espero ilusamente que el auditor logre clarificar este enigma, y más ilusamente espero, que su versión sea probada, creída y difundida. Pero aclaró que más que creerlo es un deseo, tan solo ilusión.

Twitter: @EduardoOrtegaS