Por: Eduardo Ortega Solano

Durante la longeva vida del Revolucionario Institucional, nunca habían sufrido una debacle tan profunda como la que vivieron en el 2018, por segunda ocasión fueron echados de Los Pinos, pero ahora se trató de una derrota más penetrante, el reducido número de legisladores que arribó a las cámaras fueron números catastróficos; con 45 diputados y 13 senadores quedaron reducidos a un poco más, que una oposición testimonial, por si esto no fuera suficiente, no ganaron una sola de las nueve gubernaturas que estuvieron en juego, y ya en el 2019, no corrieron con mejor suerte, pues no tuvieron la menor oportunidad en Puebla y Baja California las dos entidades que elegirían Gobernador, así pues, no existió una sola casa encuestadora que colocara al PRI con una aceptación superior al siete por ciento.

En el año 2000, la hegemonía priista de 70 años del Gobierno federal, fue rota en gran medida por el desgaste natural que implica gobernar, pero también por el hartazgo de una corrupción que era cada vez más evidente, y por supuesto los tiempos de cambio y el halo de esperanza que significó Vicente Fox. Sin embargo, poco duró el gusto para el Partido Acción Nacional (PAN), pues con tan solo 12 años de Gobierno, tuvieron que regresar la banda presidencial al Revolucionario Institucional, en la persona de Enrique Peña Nieto, esto por una supuesta complicidad con Felipe Calderón, según lo documenta ampliamente, el periodista Álvaro Delgado en su libro “El amasiato”.

El arribo de Calderón Hinojosa a la primera Magistratura de la Nación, se dio con un hedor a ilegalidad, esta no logró disminuir ni con la “supuesta guerra” que declaró al crimen organizado tratando de legitimar su espuria presidencia, producto de un fraude, como lo denunció fehacientemente Andrés Manuel López Obrador. Ahora sabemos que el artífice de esa guerra, Genaro García Luna en realidad estaba al servicio de un cártel, información que se ha confirmado gracias al juicio que llevan contra el otrora policía de Calderón, en Estados Unidos acusado de narcotráfico. Mucha de la violencia que hoy existe en el país es producto de esa guerra, las decisiones tomadas en este momento incendiaron al país y fueron de carácter transexenal, no son reversibles, no se puede decir al crimen organizado: “Dejen las armas, los que les declararon la guerra se han ido”, es triste saber que en una guerra ficticia, los muertos fueron reales y la verdadera intención nunca fue combatir al crimen organizado. ¿Dónde se ha visto que un Mandatario declare la guerra a sus gobernados?

Fue por la remembranza de los buenos gobiernos del PRI, que sin duda existieron, pero fundamentalmente por la esperanza de detener esta absurda y estéril guerra, que en el 2012, las urnas volvieron sus ojos al PRI, mucho influyó un candidato “guapo” y la presentación  de una telenovela rosa, sin faltar un buen slogan “Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”, lo que logró el cómodo triunfo de Peña Nieto, claro que también mucho aportaron las televisoras que lo convirtieron en un buen producto, en  el «telepresidente». El PRI presentó un extraordinario candidato, desafortunadamente con muchos yerros en su Gobierno y una corrupción galopante, que hasta la fecha sigue desgastando la marca, no se pueden desmarcar de Lozoya, Videgaray, Robles, y del mismo Peña Nieto, pero esto aún pesa menos y sin parangón que el sexenio de terror y corrupción del genocida Calderón.

En muchas ocasiones he mencionado que: “El PRI es el único partido que hace cuadros hasta para su oposición”, y esto no ha cambiado, basta con voltear a ver cualquier partido para encontrar exmilitantes del Tricolor, el PRI ha forjado malos políticos, pero también ha hecho a los mejores, la mayoría de las gubernaturas que han arrebatado al PRI lo han hecho expriistas, la personalidad de Aispuro Torres y López Obrador no se entendería sin su paso por el PRI, PRD y Morena, no existirían sin los personajes emanados del PRI. Las instituciones más sólidas del país, fueron creadas en los gobiernos del PRI: CFE, IMSS, Infonavit, ISSSTE, Pemex, estas son algunas de las entidades más grandes. pero existen muchas más.

Los orígenes del PRI están en el compromiso social, la fortaleza la encontrarán en el regreso a sus orígenes. Descalificar al PRI es fácil… pero, ¿Cuántos partidos podrán presumir una cuarta parte de lo que ha hecho el PRI?

“Los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud”.

Twitter: @eduardoortegas