APUNTES… Burda campaña para atemorizar al pueblo
Por: Guillermo Fabela Quiñones
La concatenación de hechos delictivos en diferentes partes del país, con lujo de violencia, parece una estrategia orientada a crear en la sociedad la percepción de que el nuevo régimen está rebasado por la delincuencia organizada y no tiene voluntad de combatirla, conforme a la gravedad de los acontecimientos. La recurrencia de niños y adolescentes como protagonistas, se aprovecha para darle fuerza a la campaña de desprestigio contra el presidente López Obrador. Es una práctica que inauguró el ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
En este mismo escenario cabe la ola de migrantes de Centroamérica por la frontera Sur de México; resultan muy burdos los objetivos que persigue la nueva caravana de hondureños, quienes cumplieron su objetivo de llamar la atención de los medios al lograr que miembros de la Guardia Nacional los frenaran con gases lacrimógenos. Se sabía que no hay condiciones para que más indocumentados pasen por territorio mexicano hacia Estados Unidos. No porque esas sean, como se dice absurdamente, “instrucciones de Trump”, sino porque se generaría un ambiente de incertidumbre en el país como lo quieren los conservadores.
Sin duda, los migrantes tienen todo el derecho de ejercer la libertad de tránsito que consagra nuestra Carta Magna, pero no el de prestarse a campañas orquestadas por organismos de la extrema derecha global que no aceptan aún que México luche por su liberación económica. Este es el trasfondo del tema, no que se persiga o retenga a los migrantes en nuestro país. Por otro lado, no atajar la avalancha daría margen a que los conservadores se lanzaran contra el Mandatario con epítetos como “irresponsable” y otros por ese estilo.
No es fortuito que se estén provocando incendios en algunos mercados de la Ciudad de México, y se estén produciendo matanzas absurdas, como la ocurrida la tarde del pasado viernes en Chilapa, Guerrero, donde diez músicos indígenas del poblado de Alcozacán fueron acribillados a tiros y luego quemados. ¿Tiene algún sentido un crimen de tal magnitud? No se encuentra otro que el de crear zozobra y dar motivo para que la ultra derecha se lance furibunda contra López Obrador.
Los homicidios contra luchadores sociales y defensores del medio ambiente, son otro modo de crear temor entre la población, frenar su interés por participar en el cambio progresista que urge en México, y que sólo podrá llevarse a cabo con el impulso decisivo y consciente del pueblo. Lo positivo es que la ciudadanía, en vez de asustarse por una realidad tan terrorífica, está cada vez más involucrada en desentrañar sus causas y efectos, y llegando a la conclusión de que este escenario sangriento está siendo construido por quienes no desean que los mexicanos salgamos de la crisis generalizada en que nos metió la tecnocracia apátrida.
Es correcto lo que dijo el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, a nuevos integrantes de la Guardia Nacional: “No los voy a engañar, vienen meses difíciles para todos nosotros, pero particularmente para ustedes, vienen tiempos de lucha, sin embargo, están preparados para dar la batalla”. Este es un mensaje necesario para los provocadores de la derecha, a fin de que sepan que no encontrarán un Estado débil, y para el pueblo a fin de que no pierda la esperanza de un futuro mejor. Pero no será fácil sin su apoyo.
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