Por: Guillermo Fabela

Con el inicio formal de la contienda electoral, que definirá con más claridad  el contexto político nacional, comienza también el conteo para el aterrizaje del proyecto de país que se quedó flotando en la nube, no la que guarda el bagaje informático del planeta, sino la de los discursos que se lleva el aire, al fin que se siguen repitiendo continuamente. Desde ahora sabemos quién será el ganador, pues los candidatos son meramente figuras cuyo único papel es llenar huecos que no deben quedar vacíos.

Pero vayamos por partes: los comicios de este año no son los más importantes de la historia en nuestro país, como se nos quiere hacer creer, por el volumen de puestos de elección en juego; lo son porque serán la consumación de un plan estratégico mediante el cual la vida política del país cambiará… para seguir como era antes. Tal como lo definió en un apotegma magistral Giuseppe Tomasi de Lampedusa en  su novela El Gatopardo: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.

GANE LA COALICIÓN QUE SEA SOLO HABRÁ UN GANADOR

En los próximos comicios, aparentemente todo cambiará, pero gane la coalición que sea el ganador será el grupo que detenta el poder económico y, por ende, el político, con el presidente López Obrador como el garante de que “todo siga como está”. Desde luego, con el sello de su estilo personal de gobernar, que tanto escozor provoca en los neonazis que no tienen el raciocinio necesario para darse cuenta que la Cuarta Transformación no irá más allá de lo que llegó en el primer tercio del sexenio.

Quienes están preocupados, no por los resultados de los comicios, sino por el futuro del gobierno en curso, es la cúpula oligárquica. Les preocupa que el mandatario siga empeñado en mantener un protagonismo muy desgastante, que lo puede desbarrancar antes de tiempo. Les preocupa, asimismo, que continué con su táctica de confrontarse con quienes considera sus adversarios, con resultados adversos pues los enardece y la polarización es cada días más abierta, lo cual contribuye a crear un clima de ofuscación innecesario.

AL CONGRESO LLEGARÁ UNA MASA AMORFA DE INTERESES

En este momento, lo fundamental es avanzar significativamente en la batalla contra la pandemia, no abrir espacios a la confrontación de la que se aprovechan quienes no sólo quieren que las cosas sigan como están (favorables a los pocos privilegiados del sistema), sino que se retroceda conforme a su ideología ultra reaccionaria. El problema es que el Presidente no tiene un asomo de sentido autocrítico, cuando eso es lo que se requiere para evitar el hundimiento anunciado por el mal manejo del Covid-19.

Los más graves problemas heredados del régimen neoliberal, como la inseguridad y la violencia, continúan creciendo, aunque las estadísticas señalen lo contrario. Lo que importa es la realidad, la que sufren las clases mayoritarias, en las cuales López Obrador confía para que Morena se mantenga como el partido mayoritario. Sin embargo, aunque esto llegara a ocurrir, los hechos concretos demostrarán que lo que llegue al Congreso será una masa amorfa de intereses, todos favorables a los poderes fácticos apuntalados en las últimas cuatro décadas.

MANIOBRA DE VALORES ENTENDIDOS, LA CONFRONTACIÓN

Los verdaderos militantes del partido fundado por López Obrador, quienes confiaron en que sería el motor del cambio verdadero, paulatinamente han quedado fuera, por verse forzados a renunciar a su militancia por la traición a los principios enunciados, o porque ya no son funcionales al proyecto verdadero del grupo que lidera el mandatario con mano firme. La supuesta confrontación con Lorenzo Córdova y Ciro Murayama es una maniobra de valores entendidos, con el aval de quienes influyen decisivamente en el curso de la vida económica del país.

El gatopardismo se sigue en México tal como lo describió el brillante aristócrata nacido en Palermo que escribió, sin pretenderlo seguramente, un ensayo paradigmático como lo es El Príncipe de Maquiavelo. El futuro de México se vislumbra muy dramático, no sólo por la pandemia y sus consecuencias de todo tipo, sino por el afán del mandatario en seguir al pie de la letra el consejo de Lampedusa. Quizá sin la presencia del Covid-19 hubiera sido la solución al esquema de López Obrador, no en este momento cuando urgen respuestas concretas a los gravísimos problemas nacionales.

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