APUNTES… El año que vivimos en peligro
Por: Guillermo Fabela Quiñones
El mundo está en peligro, no tanto por el impacto social y económico del COVID-19, sino porque Donald Trump, el presidente más irresponsable que ha vivido en la Casa Blanca, está decidido a ganar la reelección, incluso si es necesario llevar a la humanidad a una etapa de crisis irreversible. No es una exageración decirlo, pues en su propio país está creciendo la convicción de que sus ambiciones de poder pueden conducir a una crisis global de alcances imprevistos, como lo advirtió Noam Chomsky recientemente.
Paralelamente, en nuestro país la derecha neonazi decidió aprovechar la emergencia que vivimos los mexicanos para arreciar sus ataques al presidente López Obrador, convencidos de que es el mejor momento para aislarlo de su base social, con campañas de desprestigio como las que puso en marcha Joseph Goebbels a fin de apuntalar el régimen nazi. Se acusa sistemáticamente al Mandatario de que “no está haciendo lo debido en el combate a la pandemia”; que “su inacción lo mantiene encabezando la lista de los mandatarios más ineficientes”, etcétera.
Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) le ha dado pleno reconocimiento por las medidas tomadas, siguen machacando en esa táctica mediática, a sabiendas de que una mentira llega a tomarse como una verdad mientras más se repite. De igual modo, en Estados Unidos la ultraderecha está llevando a cabo una labor tan eficaz en apoyo de Trump, que a pesar de sus constantes y vulgares desatinos, yerros políticos y aberraciones personales, su popularidad no se ha visto mermada.
Lo anterior revela cuán necesario es que se cuente con un aparato de propaganda que cumpla sus objetivos, asignatura pendiente que debe ser superada con urgencia. En la nación vecina este factor no es problema, pues lo que le sobra a la cúpula oligárquica estadunidense son recursos de todo tipo; no es el caso en México, con un partido en el poder descabezado e inútil, como lo demuestra su incapacidad para encabezar la lucha política y propagandística en favor del régimen de la 4T.
Para Trump y sus promotores neonazis, la pandemia les está resultando un factor contrario a sus designios, al no haber tomado, ellos sí, las medidas convenientes a tiempo. Aun así, Trump está decidido a rechazar las medidas que la OMS urgió a implantar, con lo que demostró su verdadero rostro ideológico: Descartar los intereses del pueblo estadunidense para priorizar los del gran capital financiero global y de las empresas trasnacionales más poderosas, como las farmacéuticas beneficiadas con el incremento de enfermedades y pandemias.
En consonancia con este comportamiento, su anuncio, por conducto del fiscal William Barr, de procesar a Nicolás Maduro y varios miembros de su gabinete, patentiza cuán firme es su vocación imperialista y su absoluta falta de respeto al derecho internacional. Sólo resta que el ejército estadunidense invada Venezuela, como lo hizo en Panamá el 20 de diciembre de 1989 para aprehender al general Manuel Antonio Noriega, exagente de la CIA, al costo de tres mil panameños muertos.
Ante un escenario así, la ultraderecha mexicana está dispuesta a dar el zarpazo definitivo contra el régimen de la 4T, a sabiendas de que no hacerlo ahora que el COVID-19 ofrece una coyuntura irrepetible, no lo podrán concretar después, sobre todo si Trump es frenado por las corrientes menos reaccionarias del sistema político estadunidense. Es tiempo de tomar conciencia de que el futuro de la humanidad está en manos de los pueblos, no de las oligarquías.
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