APUNTES… En vísperas del segundo Informe de Gobierno
27/08/2020 - Hace 4 años en MéxicoAPUNTES… En vísperas del segundo Informe de Gobierno
Por: Guillermo Fabela Quiñones
El sacudimiento al país por la llegada de la pandemia ha sido brutal en este año 2020, sus repercusiones las habremos de sufrir los mexicanos el resto del sexenio, no sólo en materia económica sino en la estrategia para corregir la desigualdad tan dramática que nos legó el neoliberalismo. Sin embargo, en lo político el régimen de la Cuarta Transformación (4T) seguirá su curso gracias a que el presidente López Obrador continúa manteniendo un alto nivel de popularidad y credibilidad entre el pueblo.
En pocos días habrá de presentar su segundo Informe de Gobierno, en el que destacará su lucha contra la corrupción, proceso que se intentó descarrilar con el video grabado por el exdirector de Protección Civil, David León Romero. No se logró ese objetivo, el Mandatario dio la cara y se comprometió a presentarse a declarar si es requerido; instó a su hermano, Pio López Obrador, y al mencionado exfuncionario a no ampararse y enfrentar las consecuencias del hecho testificado en el video.
Como avezado “animal Político”, el Presidente sabe manejar las emociones de las masas, lo ha demostrado con amplitud en su larga trayectoria como líder social y ahora al frente del Ejecutivo federal. El pueblo seguirá teniendo confianza en que no será defraudado, porque no tiene otro asidero para evitar la caída en el abismo que conllevaría ver derrotado a quien le han depositado su confianza y tanto ha luchado por dar un nuevo derrotero a una nación envilecida por una clase oligárquica cínica, voraz y apátrida.
El Presidente lo sabe, por eso no tiene empacho en seguir por el camino fácil del pragmatismo, al cual tiene acceso en cuanta oportunidad se le presenta, gracias a la nula organización del pueblo, a su analfabetismo político, a su apoyo incondicional a un liderazgo prometedor, mucho más que lo que puede ofrecer el regreso a un pasado tan ignominioso como el de la cúpula oligárquica neoporfirista al servicio de poderes fácticos alejados absolutamente de los intereses populares.
Es válido señalar que no le harán mella los descalabros por la pandemia, pues el pueblo no se los achaca al mal manejo de la crisis sanitaria sino al desmantelamiento del sistema de salud heredado por el régimen neoliberal. Por otro lado, es una verdad extendida que Estados Unidos es el país del mundo más afectado por el virus, y Brasil está peor que nosotros. En consecuencia, no hay un discernimiento objetivo de las causas del aumento de la mortalidad por el COVID-19. Es ilusorio suponer que por este problema su popularidad entre las masas vaya a caer.
Su talón de Aquiles está en el poco tiempo que le quedará para estabilizar una economía al borde del naufragio, tan dependiente de la de Estados Unidos, cuya crisis supera en este momento la viabilidad de que salga a flote y ayude a la mexicana. Como sea el resultado de las elecciones en el país vecino en noviembre, de cualquier forma nuestro país se verá afectado todo el año próximo, independientemente de que Morena gane la mayoría en los comicios del 2021. Esto no será garantía de mejoría al pueblo porque el partido está en profunda bancarrota.
López Obrador seguirá contando con el apoyo acrítico de las masas, pero las clases medias lo abandonarán en la medida que mantenga su actitud que para ellas es “populismo” y para la derecha es mera demagogia. Aún cuenta con el consenso de la élite empresarial, no con el de las organizaciones empresariales que no han entendido el papel del Mandatario de moderador de la descomposición del Estado, en realidad un aliado en cuanto que su estrategia no va más allá de una recomposición del tejido social, a fin de parar lo que sería inminente de continuar por el rumbo que llevaba el sistema con los tecnócratas y autócratas del binomio PRI-PAN.
La creciente crisis estructural de Estados Unidos también lo favorece. Por eso su segundo Informe de Gobierno será un tanque de oxígeno para él, aunque Morena siga su curso de partido sin rumbo.
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