APUNTES… Entre extremismos y contradicciones la «4T»
03/06/2019 - Hace 5 años en MéxicoAPUNTES… Entre extremismos y contradicciones la «4T»
Por: Guillermo Fabela
El Gobierno de la «Cuarta Transformación» se encuentra en el centro de dos extremos peligrosos, cuyas presiones tienden a poner obstáculos en el proceso de cambios estructurales que tanto urgen. Ambos luchan por lograr su cometido con el fin de imponer sus condiciones de clase a cual más de sectarias y dogmáticas, en un momento en el que lo esencial es sumar fuerzas para neutralizar los ataques irracionales del magnate imperialista que busca aprovechar su paso por la Casa Blanca con fines mezquinos de altísima peligrosidad.
La ultraderecha y la ultraizquierda en México parecen decididas a ejercer su fuerza con una finalidad ajena al imperativo de sacar al país de la crisis profunda a la que fue llevado por una clase política perversa, que aprovechó la coyuntura global del neoliberalismo con la finalidad de depredar los bienes nacionales y venderlos al mejor postor. Ambas corrientes siguen decididas a evitar que se avance en un proyecto nacional que nos permita dejar atrás la violencia extrema, la inseguridad y la pobreza.
Así lo deja ver la oposición a que se ponga en marcha la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, por parte de connotados panistas y perredistas, con argumentos similares que ocultan la ideología que se supone es la matriz de su quehacer político. Para ellos es improcedente obra de tanta trascendencia, con la falacia de que es antieconómica cuando en el mundo, dicen, “no se están construyendo y además México no tiene capacidad para una obra de tal envergadura”. Afirman que es más barato importar gasolina que refinar aquí el crudo.
Baste decir, para desmentir semejante aberración, que Japón sigue construyendo plantas de refinación de hidrocarburos porque le conviene más importar el crudo y fabricar sus propias gasolinas. Es incomprensible, para cualquier especialista, que teniendo México la materia prima la exporte sin darle valor agregado. Esta fue la consigna que le dieron a la tecnocracia apátrida y corrupta, los testaferros del imperialismo hace cuatro décadas, con el fin de frenar el proceso de industrialización de nuestro país. Lo lograron con creces, con costosísimo daño para las nuevas generaciones de mexicanos.
En la actualidad, sin una política industrial nacionalista, democrática y progresista será inviable avanzar en la «Cuarta Transformación». La ultraizquierda y la ultraderecha lo saben, por diversos cauces, y su afán es sabotear el proceso con una finalidad que sólo abona en favor de los grandes intereses trasnacionales. Lo fundamental, sin duda, es que el Estado mantenga la rectoría de la política industrial, como lo hacen los países que han superado la etapa medieval de siglos en pocos años después de la Segunda Guerra Mundial.
Son muchos los riesgos que se corren si se entrampara la «Cuarta Transformación» en los vericuetos laberínticos de uno y otro bando ideológico. Se caería en contradicciones cada vez más peliagudas, como puede darse el caso al pretender mantener los pilares del neoliberalismo y no dar solución a los terribles problemas sociales que se generaron en más de seis sexenios. En los meses subsecuentes de este primer año de gobierno del presidente López Obrador, es inaplazable superar las contradicciones más riesgosas, así como invalidar las presiones de los ultras de izquierda y derecha. No hay tiempo para el fracaso.
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