APUNTES… Inicia el segundo tercio con malos presagios
01/12/2020 - Hace 4 años en MéxicoAPUNTES… Inicia el segundo tercio con malos presagios
Por: Guillermo Fabela Quiñones
El triunfo en las elecciones del domingo en Brasil de la alianza centro-derecha, en detrimento de los candidatos apoyados por el presidente neonazi Jair Bolsonaro y los que impulsó el izquierdista Luis Inácio Lula da Silva, es un aviso de lo que podría ocurrir en nuestro país el año venidero. En los meses que faltan para los comicios del 2021, el riesgo de que Morena se desdibuje más rápidamente de lo que sucedió en los dos años que lleva como partido en el poder, es bastante claro.
Sin embargo, esto no parece preocupar al presidente López Obrador, líder fundador de Morena, creyendo subjetivamente que los partidos al servicio del conservadurismo no cuentan con posibilidad de retomar fuerza. Eso mismo ocurrió en Brasil, cuando Dilma Rousseff se olvidó de su base social, misma que había construido su antecesor del Partido de los Trabajadores. Para la derecha golpista fue fácil orquestarle un juicio político por supuesta corrupción en la empresa petrolera del Estado, Petrobras.
Es cierto que Morena sigue contando con fuerte arraigo popular, pero también lo es que sus votantes de clases medias están cada vez más desencantados, al suponer que fueron incumplidas sus promesas de una pronta reducción del flagelo de la violencia y la inseguridad. No ha sido así, sino al contrario por causas que sería prolijo dilucidar, aunque tienen un común denominador: la crisis económica que agravó la pandemia y agudizó el desempleo. Tal realidad es un eficaz caldo de cultivo para desatar todo tipo de demonios, incluidos los de origen estadunidense.
Este día primero de diciembre, tal situación adversa será soslayada por el mandatario en su informe por los dos primeros años de su gobierno. El triunfalismo será el tono del documento, lo cual contribuirá a enrarecer aún más un ambiente de por sí caldeado. La ausencia de autocrítica será un factor más de enojo entre las clases medias, al comprender que no hay visos de un cambio de estrategia en favor de ellas, las cuales votaron porque se pusiera fin, casi milagrosamente, a la delincuencia común que procreó el neoliberalismo, cuando en los hechos siguen intocadas sus causas profundas y sus efectos colaterales, los delitos de “cuello blanco”.
En estas condiciones desfavorables se ha montado, como plataforma salvadora, la élite del sector privado; así lo evidenció, en Palacio Nacional, el segundo paquete de proyectos de inversión en infraestructura por un monto de 228 mil millones de pesos, pero acotados por el seguimiento de cuatro criterios: la inversión privada tendría que ser mayor a 50 por ciento; se desarrollarán los sectores de energía, comunicaciones, agua, saneamiento y medio ambiente; habrá una definición clara respecto a los beneficios sociales; y no tendrán impacto en la deuda pública.
La cúpula empresarial pone condiciones que garanticen amplios beneficios; a cambio, el gobierno federal pide que los inversionistas se comprometan a que las obras tengan algún beneficio social y, lo más importante, que no repercutan en más abultamiento de la deuda pública. Vamos a ver si este plan se lleva a cabo tal como está planteado. El fondo del asunto es que quienes imponen las reglas son los empresarios, cuando se suponía que lo haría el gobierno de la Cuarta Transformación.
El hecho contundente es que el régimen que llegó al poder para realizar cambios en favor de la sociedad en su conjunto, perdió dos años en continuar el camino trazado por la tecnocracia neoliberal, mientras encauzaba una estrategia que servía de telón de fondo: la lucha contra la mega corrupción de la cúpula burocrática, tarea que también complacía al empresariado. Pero vino la pandemia y se cambió el panorama previsto, el cual conlleva la necesidad de apuntalar su pragmatismo.
Ahora las elecciones del 2021 no serán un día de campo para Morena, sino una cuesta muy empinada de la cual se podría caer si no lograra, en los meses que faltan para los comicios, consolidar su organización, lapso demasiado corto para tan profundas resquebrajaduras en toda su estructura. Lo más factible es que se agranden, pues no cuenta con bases que lo sostengan, sino dirigentes que sólo buscan su propio beneficio, igual que en el régimen neoliberal.
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