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APUNTES… Nada que augure cambios estructurales

03/09/2021 - Hace 3 años en México

APUNTES… Nada que augure cambios estructurales

Zona de Debate | 03/09/2021 - Hace 3 años
APUNTES… Nada que augure cambios estructurales

Por: Guillermo Fabela Quiñones

En estricto sentido, el tercer Informe de Gobierno del presidente López Obrador no aportó nada que no haya dicho en sus más de 600 conferencias mañaneras. Aprovechó para reafirmar su convicción de que “los programas sociales son la esencia de nuestra estrategia para enfrentar la crisis”. Esto no es una buena señal porque indica que en los hechos no se cuenta con un proyecto que vaya al fondo de las causas que permitieron la implantación del neoliberalismo, modelo que según el mandatario ya no existe en el país.

Es una realidad que, como afirma, “paramos en seco la tendencia privatizadora”, particularmente en el sector energético; pero no se ha hecho nada ni se hará en lo que resta del sexenio para revertirla. Puede afirmarse que ya no hay condiciones, pues durante el periodo neoliberal se privatizó lo que debía arrebatarse al sector público conforme a las instrucciones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, bajo la estricta vigilancia de la Casa Blanca, la cual sigue firme; claro ejemplo de ello, la férrea política migratoria decretada por el Gobierno estadunidense.

Es muy cierto, que ahora “no existe el ofensivo privilegio de las condonaciones (de impuestos a los grandes empresarios), estamos cobrando deudas vencidas y no se tolera el fraude fiscal”. Es el pago al que se ven forzados para mantener lo que a la cúpula empresarial más le importa: asegurar sus altas tasas de ganancias y sus privilegios de clase, entre los que sobresale poder sacar del país parte de éstas para depositarlas en paraísos fiscales. Muestra de esta realidad netamente neoliberal se observa en la banca, cuyas utilidades a mayo de 2021 sumaron 65 mil millones de pesos, con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

Reconoció el mandatario que, gracias a la austeridad republicana, “en dos años nueve meses se han ahorrado un billón 400 mil millones de pesos en compras y contratos”. Sin embargo, esta suma no se ha reflejado en un cambio favorable a la sociedad en su conjunto; se advierte en la contracción económica no sólo como consecuencia de la pandemia, sino en el entorno socioeconómico derivado de la contracción presupuestal al inicio del gobierno. Independientemente del COVID-19, secar la economía del modo en que se hizo iba a resultar en daños estructurales a renglones prioritarios como la salud, la educación, la creación de empleos dignos y la reducción firme de la informalidad.

Estos efectos negativos fueron señalados por el premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz, a fines del año pasado al participar en la 48 convención anual del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, donde informó que mientras nuestro país destinó recursos al combate a la pandemia equivalentes a 1.6 por ciento del PIB, Estados Unidos utilizó 10 por ciento para mitigar las consecuencias de la emergencia sanitaria. Esta es la razón por la que México ocupa el tercer lugar en muertos a causa de la pandemia de COVID-19, rebasando a la India según la estadística puntual que realiza la Universidad de Oxford.

El presidente puntualizó convencido: “Se establecieron las bases de la transformación de México… aunque es necesario seguir poniendo al descubierto la gran farsa neoliberal”. Tal es el propósito de este artículo, pues la misma sigue caminando sin visos de cansarse. De ahí el sinsentido de las preguntas que se hizo él mismo: “¿Cómo podrían los conservadores quitar las pensiones a los adultos mayores? ¿Suprimir las becas a los estudiantes pobres? ¿Cómo regresar a las condonaciones de impuestos a las grandes corporaciones? ¿Cómo lograrían que volviera a imperar la corrupción en nuestro país? ¡Un retroceso no sería fácil!

No habría necesidad de hacer nada, pues no existe una lógica que lo ameritara. El actual régimen se rige por un asistencialismo que no afectará la estructura del neoliberalismo. Así lo dijo: “Debemos seguir aplicando el criterio de que, por el bien de todos, primero los pobres”, cuando lo que se necesita urgentemente es reducir la pobreza, aputalar la capacidad del aparato productivo, ampliar la redistribución de la riqueza. Hasta en la Biblia se afirma: “Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón” (Eclesiastés, 7:7).

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