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APUNTES… Normales, cambios en un régimen dinámico

27/05/2019 - Hace 5 años en México

APUNTES… Normales, cambios en un régimen dinámico

Zona de Debate | 27/05/2019 - Hace 5 años
APUNTES… Normales, cambios en un régimen dinámico

 

 

Por: Guillermo Fabela Quiñones

La «cuarta transformación» es un objetivo irrenunciable, por eso los cambios al interior del gabinete presidencial son un hecho al que tendremos que acostumbrarnos. El aparato gubernamental se moverá a tono con las circunstancias, de manera dinámica, porque no hay otro mecanismo para mover al “paquidermo” envejecido que durante 90 años en el ejercicio del poder se volvió esclerótico y achacoso. Es natural que ahora que se le quiere arrojar al cementerio afloren los vicios y lacras acumulados en ese lapso.

En este sentido, es un paso significativo que el presidente López Obrador no admita errores o fallas que parecen asuntos nimios, como el percance ocurrido a la ex secretaria de Medio Ambiente, Josefa González-Blanco, quien se olvidó de que un principio del nuevo régimen es frenar el influyentismo, las actitudes de soberbia y menosprecio al pueblo que formaban parte del modo de ser de la vieja clase política, de la cual surgió la ex funcionaria.

No dejar pasar este equívoco es una muestra de que el Ejecutivo tiene muy clara su altísima responsabilidad, la cual deberá ejercer sin desviaciones, para que se vayan viendo resultados en favor de una transformación estructural de fondo, no cosmética como algunos quisieran para que los poderes fácticos sigan siendo predominantes en el sistema político mexicano. Hubiera sido lamentable que se permitiera un abuso de poder, como el que llevó a cabo la ex funcionaria, y se actuara bajo la presión de los medios.

La nueva relación entre la prensa y el Ejecutivo, al abrir las puertas de la información sin cortapisas, es ahora un factor de peso para que el gobierno federal sea más cuidadoso de sus actos. Se le está viendo con la lupa de una prensa también más crítica y responsable, aunque como en todo hay excepciones. Esto abona en favor de la democracia participativa, forma de ejercer el poder con la sociedad, no contra ella, como sucedió en los pasados treinta y seis años.

Los ajustes al gabinete, legal y ampliado, seguramente seguirán dándose por el desgaste que provoca una vinculación con un jefe de Estado muy demandante, infatigable. Lo importante es que los cambios sean para bien, que los relevos aporten algo mejor y patenticen que el ejercicio cotidiano de gobierno, está siendo asumido con eficiencia y autocrítica, factor esencial que nunca se atendió en el viejo régimen.

La «cuarta transformación» no se concibe sin una autocrítica constante, profunda y seria, que demuestre a los ojos de la ciudadanía el compromiso con el futuro del país. Por decirlo de algún modo entendible, es preciso fortalecer una cultura de la autocrítica gubernamental, a fin de evitar complacencias inadmisibles en un régimen que busca construir una sociedad más participativa, más consciente de su fuerza, más comprometida con las nuevas generaciones.

El sexenio apenas comienza, con un dinamismo que nunca antes se había visto; esto explica que algunos funcionarios se rezaguen y se pongan en evidencia. Ciertamente, es una presión doble la que tiene el gabinete en su conjunto. Sin embargo, es la única alternativa para que el país salga de su letargo social y se encuentren vías expeditas para enfrentar las presiones más funestas, como las que vienen de la Casa Blanca y de grupos fascistoides.

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