APUNTES… Tiempo estancado, retos inéditos
Por: Guillermo Fabela Quiñones
El tiempo en América Latina se estancó en el siglo XIX, y seguiremos en esta dramática situación mientras los pueblos de la Patria Grande no se liberen de las cadenas de la dependencia, tanto de los poderes fácticos criollos como del imperialismo que los nutre con su hegemonía, que John Quincy Adams definió en un apotegma infernal: “América para los americanos”, el cual anunció el presidente James Monroe el 2 de diciembre de 1823. A partir de entonces, el Destino Manifiesto fue la doctrina que enarbolaron los descendientes de los puritanos que arribaron en el “Mayflower” para fundar una Nueva Jerusalén.
Así como masacraron a los pueblos originarios del territorio que llegaron a colonizar mediante uno de los mayores genocidios de la historia, los herederos de los primeros barones millonarios del orbe continúan decididos a no permitir que los pueblos latinoamericanos y del Caribe sean dueños de su destino. El golpe de Estado contra el presidente legítimo de Bolivia, Evo Morales, así lo confirma, aunque los actores materiales del flagelo sean diferentes en cada país.
La pregunta obvia que nos surge a los mexicanos luego de lo que está ocurriendo en el Cono Sur, es hasta dónde permitirá la Casa Blanca que llegue la Cuarta Transformación, proyectada por el gobierno del presidente López Obrador para dar paso a la democracia en México por primera vez en su historia. ¿No es ese el principal argumento que utiliza Estados Unidos para justificar sus constantes intervenciones en las naciones que osan desligarse del Destino Manifiesto de Washington? ¿No es precisamente lo que hizo el depuesto mandatario durante sus mandatos legítimamente ganados en las urnas?
A Evo se le permitió ir demasiado lejos, tanto que demostró la viabilidad de un firme desarrollo social y un crecimiento económico sin la tutela de los organismos internacionales al servicio del imperialismo. Permitirle un periodo más al frente del Estado boliviano hubiera sido la confirmación de tal estrategia, ajena al neoliberalismo y cercana a los trabajadores, quienes en los trece años de la etapa del movimiento liderado por el campesino aymara, dejaron de ser los excluidos del progreso y vieron elevar sus condiciones de vida como jamás en su historia.
Lo que está ocurriendo en el cono sur es una vuelta de tuerca al mismo sitio del que surgió la Patria Grande una vez que se consolidó su liberación de España: la Doctrina Monroe como estigma del que no podemos librarnos por nuestra propia cuenta. No, mientras en nuestros países no sepamos ganar la pelea a los conservadores cuya patria es la hegemonía del poder y su dios es el dinero. De ahí que en Washington no tengan problemas para desarticular movimientos liberadores, con la sola excepción de Cuba, por haber tenido la oportunidad de contar con un liderazgo que conjugó condiciones objetivas para consumar un triunfo irreversible.
En México, las tres transformaciones históricas han surgido de victorias pírricas, luego de luchas violentas que debilitaron al bando progresista. Finalmente, los vencidos se han reagrupado y con el apoyo de los poderes fácticos imperiales retoman el poder por la puerta de atrás, con traidores codiciosos que no tienen empacho en cumplir las condiciones draconianas que les imponen, principalmente desde Washington y Wall Street. ¿Será lo mismo ahora cuando llegó a la Presidencia un mandatario legítimo, decidido a llevar a cabo la Cuarta Transformación sin violencia?
Twitter: @VivaVilla_23