Por: Guillermo Fabela Quiñones

En la medida que los conservadores vean que tienen campo libre a sus actividades subversivas, que lo son en cuanto que obedecen al imperativo de frenar la marcha progresista del régimen de la Cuarta Transformación (4T), como lo ejemplifica la toma de la presa “La Boquilla” en el estado de Chihuahua por campesinos instigados por políticos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacioal (PAN), seguirán “zopiloteando”, según definió el presidente López Obrador a los promotores de los actos de violencia que se suscitaron el martes en ese hecho.

Las imágenes que se captaron del evento validan sus palabras, pues en ellas se observa al exgobernador priísta, Fernando Baeza, arengando a los campesinos, así como a diputados del PAN, mientras se entregaban palos y otros objetos a los manifestantes con los que se lanzaron contra elementos de la Guardia Nacional, quienes se replegaron para evitar una confrontación de gravísimas consecuencias. El Mandatario acusó al senador del blanquiazul, Gustavo A. Madero, de azuzar a organizaciones campesinas con fines electoreros, pues busca ser el candidato a Gobernador en las próximas elecciones estatales.

La protesta de los campesinos no tiene justificación, como lo demostró la Comisión Nacional del Agua (Conagua), con datos técnicamente probados. No serán afectadas sus actividades productivas, pues el abasto suficiente del vital líquido está asegurado, como también lo está el cumplimiento del compromiso de la entrega del volumen conforme a lo estipulado en el acuerdo con el Gobierno estadunidense que data del año 1944. Así, es obvio que el móvil de la manipulación a los campesinos de la región es estrictamente político.

La derecha no pierde ni perderá el tiempo, como lamentablemente si lo hace el partido en el poder, para seguir minando la ruta trazada por el régimen de la 4T, máxime que tiene el camino despejado para seguir avanzando con todo su arsenal y fuerza. Muestra de ello es el conflicto innecesario con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala (FPDT-MPT), el cual se opone al llamado Plan Integral Morelos (PIM), que contempla la construcción de dos termoeléctricas, un gasoducto y un acueducto.

Este movimiento ha sido infiltrado por partida doble, por los ultras de la izquierda y la derecha, situación que pudo haberse evitado si Morena hubiera hecho una labor política con las bases del FPDT-MPT, y la Secretaría de Gobernación hubiera llevado a cabo su responsabilidad correspondiente. Ahora, el rechazo al PIM se reactivó tras el anuncio del Presidente de que se continuarán los trabajos para que la termoeléctrica de Huesca entre en funcionamiento este mismo año. Es muy poco lo que falta para ello, y sería un cuantioso desperdicio de recursos dejar que se convierta en chatarra, puntualizó el miércoles.

En esto le sobra razón al Mandatario, no se justifica semejante derroche de “dinero del pueblo”, por ello se continuó la construcción de la vía férrea de la Ciudad de México a Toluca, así como la finalización de los 326 hospitales que las administraciones neoliberales dejaron inconclusos. Es lo razonable y correcto bajo un punto de vista económico, aunque no lo sea del todo en lo social y político, lograr que lo sea en estos dos aspectos ineludibles es tarea que debió y debe hacer el gobierno que busca impulsar el progreso del país de modo integral, para todos no sólo para las élites.

De ahí la urgencia de que Morena se convierta en el partido que necesita la 4T, tarea titánica porque se trata de hacer lo que hizo Jesús con Lázaro, y que la Secretaría de Gobernación cumpla su responsabilidad, de otro modo, el conservadurismo seguirá avanzando peligrosamente. El resultado final sería la cancelación de un futuro democrático en el país. ¿Quién, en su sano juicio, supondría que el regreso de la mafia salinista puede traer algún beneficio al país?

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