Baja California
Por: Emmanuel Salazar
El estado de Baja California desarrolló este domingo una consulta para, presuntamente, validar entre la población una legislación que le permitiría al gobernador electo, Jaime Bonilla Valdez, extender su mandato de dos a cinco años, en un claro atentado a reglas básicas de la democracia.
La consulta se desarrollo mientras el presidente, Andrés Manuel López Obrador, realizó una visita a dicha entidad fronteriza, en donde en ningún momento el tabasqueño se deslindó o condenó la intención de Bonilla Valdez de extender su mandato.
La omisión de López Obrador parece caer en la tentación que en todo el periodo neoliberal, que tanto critica y ataca el Presidente, se presentó pero que nunca se concretó para que algún presidente en ese periodo pudiera prolongar su mandato.
Hubo una gran cantidad de errores y desaciertos en los pasados 30 años, sin embargo en ningún momento dichos presidentes sucumbieron a la tentación de perpetuarse en el poder, y vaya que Carlos Salinas de Gortari vivió un periodo de mucha posibilidad de quedarse un periodo más.
Ahora pareciera que López Obrador utiliza a Baja California para sondear la posibilidad de que la población mexicana le permita quedarse más allá del periodo para el cual fue electo, y eso resulta inadmisible aun y cuando parezca de la consulta de Baja California se encuentre lejos de nuestro Durango.
El Presidente al menos ha solapado que su compañero de partido, Bonilla Valdez, siga empecinado en intentar quedar por cinco años en el cargo, cuando la elección que ganó tenía una convocatoria de dos años para realizar una homologación con la elección federal.
Según López Obrador será el Poder Judicial Federal el que decida si vale o no la posibilidad de ampliar el periodo a cinco años, sin embargo, ha quedado claro que la influencia del Presidente sobre los jueces y magistrados es cada vez mayor, a grado de que, con tan solo mostrar el garrote a un ministro, éste ha renunciado y ha pretendido evitar ser juzgado de eventuales tropelías.
La consulta en Baja California resultó desangelada, con poca participación, sin uso de tinta indeleble, por lo que cualquiera pudo votar más de una vez, además que no se requirió una identificación oficial para poder participar.
El ejercicio que podría ser democrático se asemeja más a una acción populista para intentar justificar que Bonilla Valdez pueda prolongar su mandato. ¿Que garantías tendremos los mexicanos de que el Presidente no emulará esa condición?