Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Desde la cómoda sala de su residencia, o en su confortante estudio con pinturas colgadas de la pared valuadas en millones de pesos, Guadalupe enciende su computadora y pone a trabajar su imaginación escribiendo novelas e historias cursis salidas de la cabeza de una mujer que tiene todo el tiempo y todas las comodidades a su alrededor para inventar historietas. Desde un estudio pequeño pero confortante, mismo que comparte con su esposo, Beatriz enciende su computadora para continuar con sus trabajos de investigación. Solo que sus trabajos están basados en una metodología científica y profesional que solamente pueden realizar los que poseen estudios de doctorado o mínimo maestría. No es lo mismo escribir las “Yeguas Desbocadas” o “Simplemente Martita” que “Larga Vida al Sol” o “Dos Revolucionarios a la Sombra de Madero”.

Jamás será lo mismo pertenecer al Sistema Nacional de Investigadores que recibir un reconocimiento del Congreso del estado de Chiapas. Tampoco debe ser lo mismo andar buscando tomarse la foto con Margarita Zavala, Martha Sahagún o Karime Macías, la esposa del pillo exgobernador de Veracruz a aparecer junto al Presidente del Gobierno Español e incluso con los reyes de la llamada madre patria. No existe punto de comparación entre Guadalupe y Beatriz, pues la primera se dedica a escribir para ganar dinero, vende miles de libros con temas huecos que poco a casi nada aportan como historias frívolas no propias de una historiadora sino de una cuenta cuentos. Mientras que Beatriz tiene otro estilo, para empezar es doctora en teoría literaria e Investigadora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Tan solo eso establece un mar de diferencia.

Para junio del 2018 Guadalupe públicamente declaró que admiraba a Beatriz… es carismática; habla muy bien, es muy articulada, -dijo la novelista-. En cambio, es poco probable que Beatriz manifieste a los cuatro vientos que tiene algo que admirarle a Guadalupe. En su fructífera imaginación, Guadalupe se atreve a expresar su punto de vista con el tema de la importancia de las primeras damas, lo que una primera dama debe ser y cómo debería ser una primera dama, cuando ya desde 1999 Sara Sefchovich escribió “La Suerte de la Consorte”, extraordinaria investigación que rasga el silencio que envuelve a las esposas de los gobernantes de México.

Beatriz Gutiérrez dijo que en México no queremos que haya mujeres de primera ni de segunda. Con todo respeto a las mujeres que han estado antes en ese papel, decir primera dama es algo clasista. Hace unos días, Beatriz, que, si sabe lo que significa ser primera dama sin serlo, hizo un comentario que fue satanizado por los críticos del Ejecutivo federal, entre ellos Guadalupe, que incluso la describe como Betty, como si alguna vez la Doctora Beatriz Gutiérrez se fuera a referir a ella como Lupe. Las críticas de Lupe Loaeza a Beatriz Gutiérrez Muller parecen sacadas del libro “Conversaciones en la Cantina de Fernando Botero”, donde el autor hace una serie de entrevistas en las que participa Lupe. Beatriz y Guadalupe, definitivamente no existe punto de comparación, lo que pasa es que Guadalupe Loaeza es de las muchas y muchos que codician el fracaso de la Dra. Gutiérrez Muller y el de su esposo y eso, no lo verán sus ojos.

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