CALEIDOSCOPIO… El COVID y yo
Por: Socorro Soto Alanís
Disfruto de una mañana de otoño aún cálida, con hojas entre verdes y amarillas y la luz intensa del cielo azul Durango. Cuánta belleza a través de mi ventana, las mandarinas ya prometen su ambrosía. Atrincherada, convivo con mis otras yo, los recuerdos saltan del ropero, del secreter y de mi memoria. Desordenados, leves, intensos; me regalan rostros de mis seres más queridos y que han partido. Rezo y enciendo una veladora, me gusta esa luz de bailarina anaranjada. En la madrugada agradezco a Dios, a la vida y a mi organismo que me permitan disfrutarlos, sentirlos.
Agradezco a Dios y a mi trabajo de muchos años que dispongo de varios instrumentos modernos y muy útiles en estas circunstancias: La computadora en la que escribo, el celular, Internet, radio, grabadora, Netflix, Facebook, Twitter y varias APPs. Disfruto mis pelis favoritas que cada vez que las veo están mejores: “El padrino”, “El piano”, “El paciente inglés”, “Gladiador”, “Troya”, “El Guardaespaldas”; escucho mi música favorita y adicta a la lectura, leo.
Terminé “Salvar el fuego”, de Guillermo Arriaga, ¡qué delicia! Es un regalo encontrar personajes entrañables, aún y cuando sepas que JC es un convicto, asesino y que Marina es casada, con tres hijos y que le apuestan a una imposible, hipotética y conmovedora historia de amor. Retomo el ensayo sobre Frida Kahlo, encontré mis fichas perdidas y vuelvo a sumergirme en la vida y obra de esta extraordinaria mujer que me atrapó mucho antes de la fridomanía.
Atiendo mi “home office”, resuelvo y propongo por celular, zoom y videollamadas; limpio mi cuarto, reviso y tiro recortes de periódicos, conferencias, desplegados, fichas y diplomas. Acomodo fotografías y separo para regalar mi ropa favorita de una hipotética cintura que ya no volverá. Hago llamadas para que se acuerden de mí y veo noticias para acordarme del mundo.
Hace un año, un paciente chino, tuvo neumonía atípica (when ever that means). Lo hospitalizaron, analizaron y encontraron un virus COVID-19, más pequeño que un grano de azúcar, pero poderoso y mortal. De Asía llegó a Europa y de ahí a América, lleva en su haber 55 millones de personas contagiadas y superó al millón de muertes en el mundo, lo cual es terrible. Nuestro país, no es la excepción y van cien mil muertes y un millón de contagiados, más que terrible.
En esa estadística, la de los contagiados, me encuentro. Me sentí resfriada, ojos llorosos y garganta irritada. Me hice la prueba y soy positiva. Acuartelada no salgo de mi cuarto. A redoblar cuidados. El invierno va a llegar, la influenza va a regresar y al cuento de las vacunas, le falta. Apendemiada, le pido a Dios, a la vida y a mi organismo que me regalen un poco más de vida. Conmovida y agradecida con Dios que me salvo del cáncer. Hoy le ruego me salve del COVID-19. Que así sea.
Twitter: @cocosotoalanis