Por: Iván Ramírez

El Coronavirus es contagioso, enferma y en un porcentaje menor, mata. Pudiendo tener un impacto importante en un país colocando dentro los primeros lugares a nivel mundial en diabetes y obesidad.

Se habla de un nuevo orden mundial y aunque así fuera, eso no está en nuestras manos definirlo; pero si está en nosotros adaptarnos a como vengan las cosas. Decía Charles Darwin “no sobrevive el más fuerte, ni el más inteligente, sino quien mejor se adapta a los cambios”.

Desde el mes de febrero, López Gatell habló de que un 70 por ciento de la población de México podría contagiarse de COVID-19, esto significa casi 90 millones de personas. Desde mi punto de vista el Gobierno federal ya dibujaba el modelo que podría implementarse en base a una teoría donde la mayoría estaríamos volviéndonos inmunes después del contagio (inmunidad colectiva), obviamente cuidando a la población más vulnerable y calculando el inevitable porcentaje de lamentables pérdidas humanas que podría ser menor o similar al de la neumonía e influenza de cada año en México (20 mil fallecidos aproximadamente, según dato del instituto nacional de salud pública).

Pero como el chiste es pintar al Gobierno federal de incompetente, empezaron a pegar hasta por debajo de las muelas a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a México por su buen desempeño ante la pandemia y además, hace unos días, este mismo organismo avaló a Suecia el modelo donde se busca la inmunidad colectiva tras el contagio.

A raíz de todo lo anterior, veo una administración cuidando que los contagios se den de manera gradual y no de golpe para evitar convulsionar al sistema de salud. Pero también lo veo administrando de manera responsable la información que cada quien deba tener y pueda manejar. De esta forma el sector salud tendrá la propia y nosotros la nuestra (sana distancia, quédate en casa, no tocarse la cara, lavarse las manos constantemente, etc.)

Porque debemos reconocer que la mayoría no usamos o aplicamos correctamente la información y doy un ejemplo:

1.- Quienes tenemos hijos daríamos la vida por ellos sin pensarlo.

2.- Hoy gracias al Internet, sabemos bien sobre hábitos alimenticios buenos y malos para ellos. Aun así, estamos en los primeros lugares de obesidad infantil y esto suele ser el origen de enfermedades como diabetes o problemas cardiacos. Ante esto, pregunto: Si con lo más importante de nuestras vidas no aplicamos la información, ahora, en un caso de millones de contagios ¿Qué podría hacer usted además de las medidas ya anunciadas para la población en general?… ¿Qué hacer con quienes ineludiblemente deben salir a trabajar para que ellos, sus familias, usted y yo comamos o seamos atendidos en un hospital?… Por eso digo, en estos momentos cada quien tiene la información necesaria para aportar desde su trinchera y salir pronto de esta pandemia.

Situaciones como estas suelen sacar lo mejor y peor de las personas por eso hemos visto solidaridad genuina en algunas partes de la ciudad, pero también hemos visto a los mismos de siempre haciendo lo de siempre, aprovechando la tragedia o el miedo esparcido para construir su voto duro, hacer negocio o pedir dinero para clavárselo en lo más profundo de su bolsillo.

El amor, el dinero, las mañas y las intenciones electorales no se pueden ocultar.

Twitter: @ivanramirezdgo