En semanas y meses anteriores, pese al calor y los días soleados, Durango capital estuvo inundado por dinero, violando a todas luces la Ley Electoral, pero la ceguera de la autoridad en materia hizo que no actuaran conforme a derecho, sino con miopía y astigmatismo, hubo diversos atropellos que ya todos conocemos y me gustaría hacer énfasis en los siguientes: Uso indebido de recursos estatales y municipales, despensas, tarjetas bancarias, descuentos ilegales, publicidad ilegal y compra de votos, entre otros.

Tristemente en Durango pasamos de la democracia en 2018 al espejismo de la seudodemocracia en el que las elecciones del domingo 2 de junio sirvien únicamente para que diversos grupos de poder intenten perpetuarse, camarillas o mafias del poder público, con diversos tentáculos corruptos y corruptores, que se hacen de la vista gorda y hasta reprimen a quien juega limpio, y se convierten en una piedra en el zapato con siglas de instituciones gubernamentales y publicas, haciéndolas solamente una fachada en la que la Ley la usan para proteger al mejor postor.

Lejos de una campaña para alcaldía, parecían campañas presidenciales, de sultanes o hasta de jeques árabes, ya que prácticamente sólo les faltaba poner una alfombra de billetes a su paso, pues el candidato naranja derrochó muchísimo dinero que a simple vista todo Durango decía que traía millones y más millones, esto de manera visible, mas lo gastado por debajo del agua, es decir eso a lo que se le llama operación política y que aparentemente no se ve, pero sí cuesta; del candidato azul no hay un solo compromiso llano por el que se le recuerde en campaña, su operación financiera-política no se quedó corta, la pregunta es, ¿de dónde sacaron azules y naranjas tanto dinero? ¿Nos irán a cobrar esos recursos los actuales Gobiernos?

Queda un sabor de boca prácticamente amargo, con una aroma a fraude, a rebase de topes de campaña, violación de la Ley Electoral con juegos sucios.

La lucha sigue y seguirá, solamente queda no callar los atropellos, ni las injusticias, si no las cosas no mejoraran, queda la organización social y popular, pues únicamente está derrotado quien deja de luchar, y en política no hay derrotas definitivas, ¡luchemos por un sueño, por la utopía en Durango!