Por: Édgar Burciaga

Sólo han pasado tres días desde que se pusiera en marcha el sistema de denuncias en la Fiscalía Anticorrupción, después de casi dos años que se aprobara este esquema para prevenir la malversación de recursos públicos, y sin embargo pareciera que sólo es “una agencia de colocaciones” para que los “amigos” cuenten con un lugar donde puedan cobrar su quincena, porque se requiere justificar el presupuesto de 75 millones de pesos

Y eso, porque a pesar de ser la joya de la corona contra los delitos de corrupción, pareciera que esconde los manejos turbios de otras dependencias, porque desde ahora han comenzado a hacer fila en esta Fiscalía, integrantes de la Entidad de Auditoría Superior, que acude con amplias recomendaciones para ocupar los cargos que han sido convocados, sin que se cuente aún con la seguridad de que habrá presupuesto para su operación el próximo año.

En la EASE ya es año de Hidalgo, y estas acciones se inscriben dentro de los compromisos contraídos por el auditor Luis Villarreal, a quien a consecuencia de la “Estafa Maestra”, le retiraron a Erasmo Návar como sucesor, y en su lugar se propondrá a Lourdes Mora, quien ya fungió en la actual administración estatal como subsecretaria de Egresos y directora administrativa de la Secretaría de Salud de Durango.

La contadora Mora ya había ocupado hace años la Contraloría Municipal y en sus últimas acciones dentro del servicio público se convirtió en una de las promotoras del desorden administrativo, porque heredó favoritismos hacia algunas empresas, sobre todo de las que se encargan de las obras de rehabilitación de las unidades médicas y de la provisión de equipo y medicamento.

Sin embargo, muchas de las investigaciones que debe llevar a cabo “dormirán el sueño de los justos”, porque deberán agregarse las pruebas, que sólo tienen los funcionarios, ya que son documentos “privados” al interior de las dependencias.

También deberá revisarse la contratación de asesores como Juan Manuel Oliva, Samuel Aguilar Solís, Ricardo López Pescador, Marco Barrera, Eduardo Bailey, Gustavo Lugo Espinoza o Juan Manuel Flores Álvarez, quienes no presentaron grandes resultados positivos durante su gestión como servidores públicos, e incluso, algunos de ellos fueran señalados por malversación de fondos, pero  ahora son la élite de la burocracia, con los salarios más altos de la administración.

Eso sin contar las dependencias donde los servidores públicos sólo llegan a checar entrada y salida y se dedican en el intervalo de su trabajo a realizar otras actividades, como el INADEM, a cargo de Alonso Díaz Jáquez, que además de ser un instituto para el desarrollo de los municipios, es una agencia inmobiliaria de gran desarrollo y ni qué decir de los órganos autónomos, donde algunos comienzan desde ahora a registrar rezagos.

www.durangoconfidencial.com

[email protected]

@Edgar_comenta