Por: Édgar Burciaga

Así juran los funcionarios públicos al tomar posesión de su cargo, por lo que con el cambio del panorama político en la entidad deberá hacerse realidad el dejar a un lado los negocios al amparo del poder, el tráfico de influencias, el nepotismo y el considerar a las dependencias como agencia de colocaciones para los amigos.

Al hacer la presentación el gobernador de su tercer informe al Congreso del Estado, los partidos políticos, durante su posicionamiento, le pidieron hacer a un lado los compromisos de amistad, personales y familiares, y que se decida a incorporar gente de talento y capacidad que le den a Durango el dinamismo que requiere.

En el ámbito municipal tomaron posesión los nuevos alcaldes, y de los 39, seis repiten, tres del PAN (Canatlán, El Oro y Nuevo Ideal) y tres del PRI (Guanaceví, Indé y Ocampo), que deberán cumplir no sólo con las promesas que hicieron en campaña este año, sino también las de hacer tres años, así como otros que volvieron por sus fueros, como Alejandro Gurrola, en San Dimas, o  Naum Amaya, en Peñón Blanco.

Ahora, es ineludible el compromiso de terminar con los “moches” para que los servidores públicos dejen de ver su puesto como negocio, deben realmente ponerse a trabajar y dejar sus oficinas para que recorran las comunidades y den respuesta a las demandas de los ciudadanos.

No hay obras de infraestructura, existe desinterés, apatía, estancamiento y falta de crecimiento económico; en el campo no hay apoyos para la producción ni para la comercialización en materia agrícola y ganadera, mientras que las zonas urbanas adolecen de la falta de empleo; la Comarca Lagunera no ha recuperado su vocación industrial y siguen problemas en las comunidades serranas a consecuencia de la inseguridad en zonas limítrofes de nuestro estado.

Señalamientos de enriquecimiento a consecuencia de negocios desde el poder, las plazas comerciales y la desincorporación de terrenos o la construcción de edificios de oficinas, así como pago de comisiones de factoraje a favor de funcionarios son señalamientos que comienzan a permear en la sociedad, a pesar que fueron estas mismas causas las que motivaron denuncias en contra de servidores públicos identificados con la administración pasada, y que incluso llevaron a rechazar la entrega recepción municipal hace tres años.

Y ni qué decir del nepotismo, que fue señalamiento común en la era Herrera Caldera, ahora se ve reflejado en la relación del alcalde Jorge Salum con su sobrino lejano Rodrigo Mijares, en la Dirección de Obras Públicas.

Ahora se han sumado las voces de los diputados, los partidos políticos, los empresarios y las organizaciones de la sociedad civil, para pedir cambios que den rumbo a Durango. El que no ha cumplido, merece ser demandado.

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