Por: Édgar Burciaga

A pesar que ya se ha completado el esquema de la Fiscalía Anticorrupción, aún no ha comenzado a trabajar para combatir este ilícito que afecta a la sociedad actualmente, porque a pesar que la oficina está abierta al público, no puede recibir aún todavía denuncias contra algún funcionario.

El fiscal Héctor García Rodríguez aún no desempeña acciones contra la corrupción, porque la actividad sustantiva la sigue realizando la Fiscalía General, y más, si se toma en cuenta que el proyecto de reformas presentado por la Fiscalía Anticorrupción invade la esfera de competencia de la Fiscalía General, lo que tendrá que ser analizado con detalle por los diputados locales.

Sin embargo, esto ocasiona que sea verdaderamente “un elefante blanco”, porque hasta el momento este organismo sólo se ha dedicado a gastar recursos del erario, al realizar labores burocráticas y de registro fiscal.

Hasta ahora, el combate a la corrupción ha sido una demanda ciudadana constante, ya circula en redes sociales un documento sobre los efectos de la corrupción, en el que se sacan cuentas como las siguientes: Cinco exgobernadores se robaron casi 300 mil millones de pesos, y en la aplicación de los programas había cien mil maestros, 200 mil niños y dos millones de beneficiarios fantasma, lo que para algunos elementos del Gobierno federal representaban casos de corrupción.

Hasta ahora, todas las entidades están endeudadas y el país tiene una deuda de 10.5 billones pesos, se destinaron 620 millones de dólares para una refinería y sólo se construyó una barda y sin olvidar la refinería que Vicente Fox abandonó y dejó en obra negra.

En el caso de obras en el país, el tren de Toluca tenía un costo inicial de 25 mil millones de pesos, ya se ha invertido lo triple y todavía no se termina.  Tan solo en el caso de Durango, la supercarretera costó 28 mil millones de pesos, tres veces más de lo que debió costar y lo más grave: Fue construida con materiales de mala calidad, que provoca que esté en mantenimiento constante.

Por eso, la lucha contra la corrupción es un reto impostergable para las instituciones gubernamentales, y más ahora que se requiere consolidar la confianza de la sociedad en la honestidad de su Gobierno, por lo que se han emprendido acciones para limpiar la estructura gubernamental de las malas prácticas que han hecho daño a todos.

Hay que entender el proceso de austeridad emprendido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, deben dejarse a un lado los negocios particulares en función de los puestos políticos, los pagos para ocupar cargos, de donde los consejeros, así sean del Sistema Anticorrupción, o de otros organismos, ya no obedezcan a intereses externos. Sólo así podemos avanzar en una sociedad mejor.

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