Por: Emmanuel Salazar

Aunque Durango vive dificultades en la generación de empleos, y hemos dejado atrás un periodo de recesión, la pacificación en materia de seguridad se mantiene en nuestra entidad en un escenario que bien vale la pena revisar.

Y es que, según una premisa del ahora presidente, Andrés Manuel López Obrador, la inseguridad que vive México es producto, entre otras cosas, de la falta de oportunidades, vía empleo, por lo que para combatir a los ninis, aquellos sujetos que ni estudian ni trabajan, ahora destina un millonario gasto, para así evitar que dichos personajes se sumen a la delincuencia organizada.

Durango es una entidad que difícilmente puede aplicar la teoría del presidente López Obrador, pues en Durango tenemos dificultades para generar empleo, y pese a esa condición, desde hace unos cinco años aproximadamente los indicadores de seguridad se han controlado y los homicidios se han reducido de forma constante.

Al cierre del mes de mayo del presente año se registró una pérdida  de mil cuatro empleos, con respecto a mayo del 2018, ya que en el quinto mes del presente el número de trabajadores asegurados alcanzó la cifra de 247 mil 115 empleados asegurados, cuando hace un año se tenían 248 mil 119 trabajadores asegurados, una pérdida del 0.40 por ciento.

Además, en el presente año se han generado tres mil 464 empleos, ya que al cierre del 2018 se reportaron 243 mil 651 empleados asegurados, mientras que hasta mayo había 247 mil 115 empleados asegurados.

Pese a esos números, los homicidios han disminuido de enero a mayo en un 18.47 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, en tanto los homicidios dolosos se han reducido en un 12.67 por ciento, pues de enero a mayo del año pasado hubo 71 denuncias, mientras que en el presente año sumaron 62 casos.

Como podemos observar, el empleo vive problemas para generar más espacios formales para los duranguenses, no obstante, los homicidios dolosos mantienen una tendencia a la baja como ha ocurrido en los últimos años.

Lo anterior son las cifras duras, de alguna manera confirmadas con nuestra vivencia diaria de ausencia de violencia en centros urbanos, ello sin desconocer que en el fondo, persisten situaciones que difícilmente se permitirían en en un esquema de respeto pleno al estado de derecho, pero al menos se vive en condiciones diferentes a la crisis de seguridad del 2010 y eso vale mucho.