Por: Iván Soto Hernández 

En los últimos 18 meses, el Gobierno de la Cuarta Transformación (4T) ha castigado a diversas entidades, entre ellas Durango, al disminuir o cancelar la entrega de recursos extraordinarios que históricamente sirven a estados y municipios para afrontar su deficitaria situación presupuestal.

Al Gobierno de José Aispuro Torres, la lucha de la Alianza Federalista contra el centralismo fiscal de Andrés Manuel López Obrador le ha costado en ese lapso alrededor de mil millones de pesos. Es decir, mientras la pandemia disparó la crisis de entidades tan dependientes de los recursos federales -como Durango-, la administración central puso a varios gobernadores contra las cuerdas.

Ese contexto es importante para entender el presente, pues no se conciben varios hechos que se registraron en los últimos días en Durango, entre ellos la apresurada línea crediticia, sin subrayar dos hechos:

UNO: La arriesgada apuesta de Aispuro y otros gobernadores del PAN, PRD, MC y PRI, como una forma de rebelarse ante la asfixiante política hacendaria de López en el florecimiento de la pandemia.

DOS: La reacción de AMLO al cerrar la llave de los fondos que tienen mayor margen de discreción en su manejo, pues no doblegó a los estados escatimando partidas ya etiquetadas, sino al frenar recursos extraordinarios.

Aispuro trazó una nueva estrategia para tratar de reducir la creciente crisis de su administración ante estos recortes. En vez de jugar a las vencidas comenzó a tratar de revertir la tendencia del desgaste en la relación con el presidente.

Ambos, Aispuro y Andrés, empezaron a coincidir y se hizo un poco más frecuente que pudieran cruzar palabra en persona, hasta que el tabasqueño abrió un espacio en su agenda para recibir al duranguense en Palacio Nacional.

Por ello, es de suponerse que AMLO no liberó recursos extraordinarios cancelados a Durango estos 18 meses, pero sí pudo dar facilidades para que JRAT los consiga. Claro, vía crédito.

¿Cómo sería posible lograr el respaldo político para una línea financiera a estas alturas del sexenio sin mayoría en el Congreso local? Ahí estaría una parte de la explicación del desenlace.

López quizá regresó al Gobernador a su tierra sin una salida práctica y tangible al boquete que ha dejado la falta de estos recursos extraordinarios. Pero no del todo. Seguramente se construyó la ruta de solución con vasos comunicantes desde y hacia Palacio. Y de paso se aprovechará el margen político aprobado por la Legislatura local saliente para renegociar la deuda pública de largo plazo.

El Gobierno Federal siempre ha tenido una serie de trucos y ases bajo la manga para mantener la gobernabilidad. Quien tiene el control del presupuesto administra el poder, y ese es el modelo centralista que prevalece en México y que definitivamente no va a eliminar AMLO.

¿Alguien verdaderamente podría creer que la operación política de un tema de ese nivel se gestionó solo a nivel local? Sin duda desde Palacio Nacional se tuvo que autorizar la salida emergente al déficit que atraviesa Durango.

Lo ideal sería no estar siempre a expensas de la buena voluntad del presidente en turno. Lo ideal sería que la coordinación fiscal fuera independiente a la coordinación política, que casi siempre tiende al sometimiento del fuerte sobre el débil.

Visto así, andan muy fuera de la olla los que creen que en el México centralista y presidencialista de hoy se pueden tomar decisiones como la entrega de la Jugocopo y la aprobación de un crédito de mil millones de pesos a un Gobierno estatal que ya casi termina su mandato y en breve estará en proceso electoral, sin que esté de acuerdo el jefe de la Nación. ¿En qué cabeza cabe?

Twitter: @IVANSOTTOH